Entró a robar pero como no había dólares, se fue

La Zona Norte de La Plata continúa sin descanso en materia de inseguridad. Aplicando una multiplicidad de modalidades, los ladrones atacan a cualquier hora del día y en el lugar que les plazca, según denuncian las propias víctimas.

Y en la misma línea afirman que “son pocas” las esperanzas que tienen de que el flagelo de los robos se detenga en algún momento.

De hecho, a juzgar por la cantidad de casos, quienes residen en dicha franja del mapa platense, sostienen que las perspectivas es que la delincuencia continúe avanzando de forma arrolladora demoliendo la tranquilidad y restando cada vez más calidad de vida.

Es por ello que cada jornada va surgiendo una nueva estrategia para hacerle frente a la inseguridad. En lugar de aplicarla en acciones que generen un valor agregado, los vecinos deben encauzar toda su creatividad al desarrollo de planes que los protejan ante posibles delitos.

En este marco, cada jornada se suma en cada cuadra una nueva cámara de seguridad y las rejas van tapizando cada espacio de los frentes. Cada día se crea un nuevo grupo de WhatsApp con eje en la seguridad. De hecho ya casi no hay nadie en la Zona Norte que no pertenezca a uno.

Todo debe ser planificado al detalle. Las compras, un momento en el patio, las salidas del domicilio por las mañanas y para retornar por la tarde deben estar coordinadas ya que un sólo error de cálculo puede representar para los hampones una oportunidad.

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En este preocupante contexto, ayer, alrededor de las 6 de la mañana se reportaron dos nuevos robos bajo la modalidad de “entradera”, que elevó aún más el nivel de intranquilidad que persiste entre los frentistas.

Los dos episodios tuvieron lugar a pocas cuadras de diferencia. El primero de ellos ocurrió en 2 bis, entre 517 y 518. Una familia que se encontraba descansando fue sorprendida por un sujeto que ingresó luego de tirar la puerta abajo.

Por las marcas halladas por la policía científica, todo hace presumir que impactó la abertura con la rueda delantera de su motocicleta y así logró arrancar de cuajo la lámina de madera.

Tras ello se dirigió a la habitación principal y allí se topó con el dueño de casa, un hombre de 54 años que presenta una discapacidad motriz originada durante un ACV. Tras apuntarlo con un arma de fuego comenzó a exigirle que le entregara los dólares.

En reiteradas ocasiones la víctima intentó explicarle que no tenía divisas pero que estaba dispuesto a entregarle lo que le quedaba de su pensión. En lugar de recular, el delincuente elevó el nivel de violencia y le apoyó el arma en la cabeza.

Justo en ese momento entró a la habitación la hija quien le entregó un manojo de billetes y hasta le ofreció su celular. Probablemente, creyendo que eran dólares, el sujeto tomó lo que le ofreció la chica y abandonó la morada.

El botín obtenido en este atraco no aplacó la sed de robo de este maleante ya que a las pocas cuadras volvió a emprenderla contra otra puerta. Esta vez la casa vandalizada resultó ser la de una jubilada de 63 años que reside en 4 entre 515 y 516.

Como no podía ser de otro modo, saltó de su cama aterrada cuando escuchó el estruendo que causó el destrozo de su puerta. Nuevamente el sujeto pidió dólares. Y como la damnificada no tenía, también le ofreció su celular, su notebook y un minicomponente.

“Nada de eso. Te pedí dólares”, dijo el hampón. La víctima le reiteró que no tenía. A contramano de lo que creía que sobrevendría después de su respuesta, la mujer vio al sujeto dar media vuelta, subirse a la moto y abandonar la escena.

Pese a que se activó un operativo cerrojo, la policía no pudo dar con el delincuente motorizado. “Ambas víctimas coincidieron en que ‘El loco del Blue” es un sujeto joven, de contextura delgada y de 1,70 mts de altura”, apuntó una fuente policial.

Ambas situaciones dejaron expuesto el nivel de experticia que están alcanzando quienes pertenecen al mundo del hampa. En esta oportunidad el delincuente que atacó rechazó llevarse los teléfonos.

Todo apunta a que en el ámbito delincuencial ya se han enterado de que tener estos aparatos en su poder representa un alto riesgo de ser capturados. Son varios los casos que se han dado en el último tiempo de detenciones que se han logrado gracias al rastreo por GPS.

Además, la posibilidad de que los equipos sean bloqueados por la compañía que brinda el servicio es muy alta lo que reduce significativamente las chances de cambiarlos por dinero.

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