“La interlengua”: la nueva novela de Mónica Zwaig
Edición Impresa | 13 de Agosto de 2023 | 04:08

La escritora, abogada, actriz y dramaturga Mónica Zwaig nació en Francia, donde viven sus padres y hermanos, pero hace más de 10 años decidió vivir en la Argentina, un país del que dice haberse apropiado, como la protagonista de su reciente novela “La interlengua”, una mujer también nacida en Francia que a pesar de algunas dudas decide vivir en Buenos Aires y adquirir una tercera lengua, el italiano.
“El idioma es algo insaciable, come de mí sin parar”, dice Amanda, la protagonista de esta segunda novela de Zwaig (Francia, 1981) que, al igual que “Una familia bajo la nieve”, editó Blatt & Ríos. Con agudeza y perspicacia, la protagonista se hace cargo de lo que implica habitar una lengua y un país que decidió como propios pasados los 20 años: “Tal vez no hace falta nacer en un país para apropiarse de él”, asevera.
En una entrevista que tiene lugar en un bar clásico de Palermo, Zwaig cuenta que cuando terminó “Una familia bajo la nieve”, en 2018, pensó en irse de Argentina porque “necesitaba poner un punto final” y publicar ese texto -que había trabajado durante años- era otra forma de marcarlo porque implicaba soltarlo definitivamente. “Logré publicarlo recién en pandemia cuando no se podía viajar”, dice entre risas. Eso no pasó: se quedó, tuvo un hijo y ahora publica su segunda novela.
La también creadora, junto al escritor Félix Bruzzone, de la obra de teatro “Cuarto intermedio: guía práctica para audiencias de lesa humanidad” nació en Francia durante el exilio de sus padres hasta que a los 26 años viajó a la Argentina y no hubo regreso, más que para ir a visitar a su familia y amigos.
Sobre esa decisión de vivir en Buenos Aires y todos los vaivenes que supone el aprender una lengua y habitar el nuevo lugar, Zwaig trabaja en esta novela en la que comparte con la protagonista la convicción de no volver a Europa para armar un proyecto en Argentina.
En sus dos libros hay narradoras que parece que al escribir se van apropiando de la ciudad. En efecto, ante la pregunta de si la escritura fue una forma de apropiarte de la ciudad, ella respondió: “Sí, de la ciudad, de la lengua, del país”. “Mi historia con la Argentina es una gran apropiación, un robo casi. Es apropiármela porque a mí nadie me la regaló, ni me dijo vos podés escribir, no vengo de una familia de escritores, de una familia que tiene un vínculo simple con las lenguas en general, entonces siento que hay un trabajo de apropiación en la escritura. Intento escribir por más que no haya tenido una historia clara con los idiomas desde el principio. Hay una reivindicación personal. Quizás una persona que nace en una familia de clase media, más estable, tal vez llega más naturalmente a la posibilidad de estudiar letras. Yo no pude porque sentía que tenía que encontrar un trabajo que me permitiera trabajar rápido. No pensaba que esto estaba a mi alcance”, se explayó al responder.
Respecto a cómo fueron los procesos de escritura, la autora explicitó: “Terminé de escribir la primera novela, que había sido un proceso muy solitario, la mandaba a las editoriales y no tenía respuesta. Había sido un proceso largo, la empecé en francés, después la arranqué de cero en castellano, la dejé varias veces. En total fueron 10 años. Mientras la estaba terminando hice un taller de dramaturgia con Mariana Chaud, cuando terminé pasé al de Santiago Llach. Antes hice taller con Luciana de Mello. Todas esas experiencias me sirvieron un montón. Como estaba muy conflictuada con el uso adecuado de las palabras, Luciana me decía que tenía que escribir sobre mi vínculo con la lengua entonces escribí algo más performativo y cuando arranqué con Llach traté de retomar el tema de la lengua”.
“‘La interlengua’ la estaba escribiendo en pandemia y la dejé. Tuve un hijo y empecé a escribir poesía. Después apareció el Mundial y como sufrí mucho porque me despertó muchas preguntas por mi identidad, sentí que tenía que hacer algo con todo eso porque me estaba generando conflictos. Es fuerte cuando uno siente que no pertenece tan fuertemente a algo. Tal vez es más fácil sentirse de un solo lugar, levantar todas las banderas de ese lugar, en cambio cuando tenés muchas banderas para levantar no te alcanzan los brazos, no querés levantar nada”, narró la escritora.
En las dos novelas está la lengua como incomodidad. Pero en ésta en un momento la narradora se pregunta qué es la lengua madre y pensaba en el libro de María Negroni, “El corazón del daño”, en el que ese es uno de los ejes. En ese sentido, sobre si fue una de las lecturas durante la escritura, ella replicó: “Sí, estuvo presente”. “Además me gusta mucho lo que hace María. Ese libro es increíble. También me crucé en ese camino con “La analfabeta”, de Agota Kristoff, y “Una lengua extranjera”, de Akira Mizubayashi, que cuenta como aprendió el francés. Me gustó porque es un libro sobre el aprendizaje de un idioma. Venía desde 2012, 2013 queriendo hacer un documental sobre el cambio de lengua o el entender varias lenguas. Tengo amigos brasileños que viven en Francia, crían a sus hijos en portugués y los nenes van al colegio donde hablan en francés. La entrevisté a Laura Alcoba por el cambio de idioma”.
“Dentro de mis lecturas sobre tema lengua y desarraigo leí “Desertar”, de Ariana Harwicz y Mikael Homez Guthart que me gustó mucho. El switch del idioma me interesó mucho tiempo. El documental no avanzó pero me sigue fascinando lo que permite la búsqueda de otra lengua y el cambio de lengua en la creación artística”, agregó la autora.
Entonces surge la pregunta de ¿por qué el italiano? “Es hermoso. Hace poco vi la última película de Nanni Moretti, tiene muchas canciones en italiano y confirmé que amo ese país, ese idioma aunque no haya ido todavía a Italia. Me interesa cómo uno se puede enamorar de algo que no conoce. Uno puede no sentirse representado por su idioma, por su país. La dificultad de esta sociedad es que hay que representar algo, sos de un país o sos del otro, y esa dificultad de no entrar en un solo casillero y esa tensión de la identidad es permanente. Es el estado nación que rige el mundo actual y es una construcción”.
MÓNICA ZWAIG
Editorial: Blatt & Ríos
Páginas: 168
Precio: $4.790
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