El valor de la actividad física como prevención para el cáncer

Un informe realizado por investigadores suecos, publicado en este diario, revelador de que tener una buena condición física cardiorrespiratoria cuando se es joven se asocia con hasta un 40 por ciento menos de riesgo de desarrollar nueve tipos de cánceres específicos más adelante, exalta la importancia de proteger la salud psicofísica y viene a consolidar la necesidad de replantear campañas de divulgación y reforzar todos aquellos programas destinados a cualquier edad y que sirven para generar un estilo de vida más saludable.

El trabajo realizado por médicos de la Universidad de Gotemburgo y de la Escuela Sueca de Ciencias del Deporte y la Salud señala que el riesgo de tener una enfermedad oncológica se reduce, especialmente en los varones, cuando existe una buena base física, en los casos de cánceres de cabeza y cuello, esófago, estómago, páncreas, hígado, intestino, riñón y pulmón.

Los investigadores se basaron en datos de registros suecos vinculados hasta finales de 2019, que cubren información de antecedentes, diagnósticos médicos y muertes de reclutas que comenzaron su servicio militar entre 1968 y 2005.

En total, 365.874 reclutas tenían un bajo nivel de aptitud cardiorrespiratoria; 519.652 tenían un nivel moderado; y 340.952 tenían un nivel alto. El análisis final incluyó a más de 1 millón de hombres (1.078.000), 84.117 (7 por ciento) de los cuales posteriormente desarrollaron cáncer en al menos un sitio durante un período de seguimiento promedio de 33 años.

El problema debe valorarse muy especialmente en el contexto de la pandemia que asoló en los últimos, que obligó a muchas personas a permanecer encerradas largo tiempo y que, efectivamente, afectó a millones de personas obligándolas a seguir tratamientos de recuperación, en situaciones que afectaron y muy profundamente el estado anímico de numerosos habitantes. En estos casos se acentúa la importancia de comenzar a cultivar las actividades físicas en forma rutinaria y controlada.

En el caso de quienes sufren enfermedades cardíacas, estudios realizados en el hospital universitario Johns Hopkins Medicine, que analizaron a 11 mil adultos durante 19 años, determinaron que hacer 150 minutos de ejercicio por semana durante al menos seis años consecutivos, o caminar rápido en ese lapso, reduce en más del 30 por ciento la posibilidad de sufrir alguna dolencia cardíaca.

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Varios otros estudios, se sabe, sugieren que las personas más activas físicamente tienen menores riesgos de contraer distintos tipos de enfermedades que aquellas que son menos activas y que, en el sedentarismo, empeoran sus condiciones de salud.

La mala alimentación, el consumo excesivo de comidas ricas en hidratos y carbonos, la adicción a las golosinas y a las llamadas comidas basura, así como el sedentarismo influyen decisivamente, junto a los factores genéticos, en la propagación de la obesidad.

Está claro que desde las distintas áreas de Salud debieran promoverse programas de prevención sobre estos problemas y, a la vez, de promoción de actividades físicas que se conviertan en un verdadero culto a la vida sana. En esos programas debería impulsarse a la población de toda edad a realizar actividades físicas y a mejorar la calidad nutricional.