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Séptimo Día |UN TRABAJO QUE COMPUSO DURANTE 21 AÑOS

Cecilia Pavón: lo extraño y lo cotidiano se mezcla

En “Diario de una persona inventada”, ella reúne toda su obra poética con reflexiones sobre el amor y el desamor, sus ideas acerca de Dios y las formas más sencillas de la felicidad

Cecilia Pavón: lo extraño y lo cotidiano se mezcla

La autora, en una práctica literaria definida como “un estado de gracia” / Télam

20 de Agosto de 2023 | 05:45
Edición impresa

En una alquimia que conjuga belleza y palabra, Cecilia Pavón reúne en “Diario de una persona inventada” toda su obra poética donde aparecen formas extrañadas de habitar lo cotidiano, reflexiones sobre el amor y el desamor, sus ideas acerca de Dios y las formas más sencillas de la felicidad, en una práctica literaria definida como “un estado de gracia” que le permiten “amigarse con lo sombrío” luego de atravesar distintas manifestaciones de la vulnerabilidad, según dice la autora.

En esta obra, que Pavón compuso desde el 2001 al 2023, su vida transita por el tamiz creativo y lúcido de la poesía: las extravagantes calles de Once, donde vive; los nombres, la muerte, el jardín de su departamento, sus viajes al exterior, su condición de traductora, su deseo de ser otra; los pasillos de un supermercado donde imagina encuentros eróticos en plena pandemia; el amor por la poesía y sus revelaciones en las que se filtran una mirada ingenua, a veces, irónica otras, con remates contundentes.

El hacer literario impregna su vida y su obra, y lo expresa en muchos de sus poemas que “nacen del dolor” como sucede en “La primavera, el renacimiento de todas las cosas” donde dice: La idea del suicidio me resulta tan extraña y absurda como/ la idea de cortarse un brazo, o como la de vaciar mi/ placard y regalarle toda mi ropa a los pobres/ Tener colgado en la habitación el disfraz de la muerte no/ ayuda a nadie. Y sin embargo aún no me decido.../ Enfrentarse con la escritura es algo doloroso y/problemático, es muy fácil caer en la confusión de/ dudar por qué le escribí ese poema a él, si tendrá el/ efecto que deseo, si ese poema lo podrá hacer feliz o si/ solo lo dejará indiferente/ pero después/ cuando las cosas parecen no tener salida ni fin, vienen los hombres que me buscan/ ....Y no se trata de sexo, es pura cortesía./ Su amabilidad es infinita y llega a lo profundo de mi Ser/ Como la primavera que ya está tocando con su varita/ mágica algunos de los árboles de Palermo Sensible.

Creadora de la editorial y espacio de arte independiente Belleza y Felicidad, junto a Fernanda Laguna, Pavón es autora de libros de cuentos y relatos “Los sueños no tienen copyright”, “Once Sur” y “Todos los cuadros que tiré”. En una entrevista rescata la costumbre de escribir en los bares, como ámbito de trabajo, donde mantuvo esta entrevista para dialogar sobre la obra editada por Blatt y Ríos, que reúne doce libros de poesía.

En el prólogo del libro la escritora norteamericana Dorothea Lasky te define como una poeta sanadora. En esa línea, al respecto de cómo se siente con esa definición, conmentó: “Si bien desde la intelectualidad hay una especie de prejuicio, de sospecha con respecto a esa idea de lo sanador, me identifico con la idea de que hay algo terapéutico en la poesía, y eso no descalifica a la poesía. Para mí en la poesía, en la literatura y en el arte, además de muchas otras cosas, hay algo terapéutico”.

Sobre cómo impactó esa idea en su obra, que está atravesada por sus vivencias, reflexiones, amores, la autora añadió: “Creo que la poesía fue un camino para poder mostrar mi vulnerabilidad y poder mostrarse vulnerable es sanador, porque expresarse es mostrarse vulnerable también. Creo que la poseía nace del dolor, del sufrimiento, de buscar algo distinto de esa condición humana que es ser vulnerable, sufrir, exponerse. Y la poesía fue un camino relacionado con eso y a la vez un lugar para poder pensar nuevas formas de existir en mi propia vida, como usar mi propia vida para moldear otra vida posible”.

La vulnerabilidad va bastante a contrapelo con los mandatos y exigencias sociales de lo exitoso y del no sufrimiento. En cuanto a esto, Cecilia narró: “Hoy está potenciado por las redes donde todo es éxito, belleza, juventud. Pero para mí la poesía es un lugar donde poder amigarme con lo sombrío, lo que no es espectacular, sino, la vida cotidiana con sus lugares buenos y malos”.

En su obra, ella habla de su amor por la vida y de la felicidad. “La poesía es como ese intento de buscar un estado de gracia, es como estar en paz con el mundo tal como es, y en ese sentido sería lo contrario a lo espectacular, porque la felicidad puede estar en tomar un café a las 10 de la mañana, como lo hacemos ahora, y encontrar algo de esa iluminación en la vida cotidiana, y amar la vida tal como es, aquí y ahora. Es una idea budista, según me dijeron, a pesar de que no soy budista”, agregó Pavón sobre cómo atraviesa la obra en ese sentido.

En esa línea, adhirió: “Pero si la poesía no te sirve para transformarte entonces para qué sirve. Concibo la poesía como un trance, pero sin droga: la droga de todos los días que es tratar de mirar la realidad desde otro lugar, no como evasión, sino alterando la conciencia de alguna manera”.

Conforme a cuándo se le reveló esa idea, ella explicó: “En la infancia descubrí que en la literatura hay una especie de droga que hace que todo sea diferente y a la que te volvés un poco adicto, porque si te ponés a pensar: por qué leer poesía a los 11 años y sentir que ahí pasa algo. Eso es algo que lo descubrís de muy chico y te acompaña toda la vida. Que lo más importante sea encontrar un poema bello o estar todo el tiempo leyendo y que ese placer no tenga finalidad ni un objetivo, hace que nazca el amor por la literatura. Es un placer inmediato de belleza que pasa por algo inmaterial, incorpóreo y abstracto como es una obra literaria”.

Su libro “La libertad de los bares” surgió a partir de la rutina de trabajar en los bares. En cuanto a cómo surgió ese hábito, contestó: “Apareció cuando mi hijo era chiquito y lo dejaba en el jardín y sentía la libertad de poder ir a un espacio público como para salir del encierro de la casa, porque cuando una es madre, hay una claustrofobia al estar encerrada en el espacio doméstico. Adopté ese hábito y además descubrí que siempre hay algo lindo en estar atenta y escuchar lo que dice la gente. Yo estaba escribiendo un libro sobre los talleres de poesía y cada vez que terminaba un taller iba a un bar y escribía lo que la gente había dicho en los talleres y lo mezclaba con lo que decía la gente en los bares. Fue como un ejercicio de escucha de las conversaciones que muchas veces son delirantes”.

 

Diario de una persona inventada
CECILIA PAVÓN
Editorial: Blatt & Ríos
Páginas: 384
Precio: $7.990

 

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