Chirola y Cowen cara a cara tras las primeras diferencias

El peor momento del año: el equipo se fue silbado, no gana hace 8 fechas, los rivales directos suman, el cuerpo técnico tiene cada vez más cuestionamientos y faltan refuerzos

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La derrota frente a Talleres no fue una más. Por primera vez en la temporada, el equipo se fue silbado y las críticas al entrenador aumentaron exponencialmente. Claro reflejo de lo que se vio en el campo de juego con un equipo que una y otra vez repite errores, con la sumatoria de un mercado de pases hasta aquí insatisfactorio.

La conferencia de prensa posterior a la derrota tampoco pasó desapercibida. Por primera vez se mostró una grieta en la relación entre el cuerpo técnico y la conducción del club, que hasta ahora había tenido una unidad monolítica. Es por ello que ayer por la tarde se reunieron Mariano Cowen y Sebastián Romero en Estancia Chica para limar asperezas y definir los pasos a seguir en el mercado. Por ahora, la continuidad del DT no está en duda.

Chirola había expresado el sábado que pidieron “jugadores pero nos tenemos que adecuar al presupuesto. Cuando hablamos de refuerzos, la palabra lo dice todo y todavía no se pudo concretar ninguno”.

Por un lado llamó la atención la referencia tangencial a Lucas Castro y Pablo De Blasis, quienes claramente fueron decisiones institucionales que terminaron contando con la aceptación de Chirola. Y por el otro, la referencia a los pedidos del cuerpo técnico que no habían trascendido hasta ahora. Tal vez sea por Agustín Cardozo, el nombre por el que había unanimidad y la dirigencia albiazul sostiene que es imposible desde los números: Tigre pide 2 millones y medio de dólares por el 80 % del pase. O por Francisco Pizzini, que llegaba a cambio de un combo inviable: Melluso, Enrique y Lescano. No sucedió.

Otros nombres que el cuerpo técnico habría puesto sobre la mesa no parecen mover la aguja económica, tal el caso de Luciano Aued. Y no se conocieron otros apellidos pedidos por Romero, quien ayer dijo que “hace seis meses que el club está levantándose y hay que hacer las cosas bien. Si queremos hacer las cosas mal, empecemos a hacerlas mal. Prefiero tener la casa ordenada, hacer las cosas bien e ir levantándonos de a poco”. Una declaración casi gerencial, por sobre el interés deportivo y que no cayó bien en algunos integrantes de la CD.

Entre los jugadores ofrecidos que al entrenador no le cierran y los que el DT pide y la dirigencia no trajo, está un equipo que estuvo a la altura por el contexto, pero que no ha tenido buenos números. Siete ganados, nueve empatados y once perdidos en la Liga; un triunfo, una igualdad y cuatro caídas en la Sudamericana; el empate con derrota en los penales ante Excursionistas por la Copa Argentina y este debut en falso marcan los números de la preocupación: un total de 8 victorias, 11 empates y 16 perdidos, con 27 tantos a favor y la terrible cifra de 48 en contra, 41 de ellos en la tabla anual que suma Liga y la actual Copa.

Es ineludible poner en la balanza el contexto. A principios de año el equipo perdió a Rodrigo Rey, Agustín Cardozo, Brahian Alemán y Ramón Sosa. No había chances de refuerzos por las inhibiciones, por segundo año consecutivo. Y en este último mercado de pases se fueron otros tres titulares: Ignacio Miramón, Alan Lescano y Matías Melluso. Contra semejante panorama, no alcanza solamente con De Blasis y Castro.

La reprobación popular del Bosque tras la derrota contra los cordobeses tiene una explicación absolutamente lógica: desapareció el paraguas protector de la herencia recibida. Nadie la niega, pero en este mercado tanto la Comisión Directiva como el cuerpo técnico han tenido y tienen la potestad de tomar decisiones y escribir su propio destino. El riesgo es repetir experiencias que no han salido bien desde la sobrevaloración de los propio. ¿Hay un nuevo Miramón? ¿Viene otro Lescano? Si Gimnasia juega la Copa de la Liga con menos potencial que la Liga pasada (porque hoy tiene menos que hace un mes) jugará su permanencia en primera división a una cuestión de fe. Si se quiere, en el poderío de lo propio o en una debacle ajena.

¿Gimnasia puede convertirse en un equipo más confiable? La proyección no es alentadora con los últimos 8 partidos sin victorias en los torneos domésticos. El equipo repitió errores contra Talleres. No quedó bien parado cuando le saltaron la primera línea de presión, Nicolás Sánchez quedó muy solo en el medio, los laterales perdieron en el uno contra uno con escasas ayudas y Soldano poco puede aportar contra la banda. Pero además, el equipo perdió esa intensidad que supo tener para recuperar la pelota bien alto y la defensa mostró dudas, empezando por un Durso más parecido al del partido con Vélez que a la última versión.

Si lo que tiene no alcanza, hasta el 31 de este mes hay tiempo de cambiar de rumbo en el mercado de pases. Por delante, hay dos partidos que definen cosas, el viernes con Colón y la vuelta al Bosque contra Independiente. Gimnasia deberá levantarse porque el proyecto deportivo como se ha plantado hasta ahora está a un tranco de pulga de ser demolido por los resultados.

 

 

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