“Psicosis” e inseguridad en La Plata: sorprendieron a una joven en plena ducha
Edición Impresa | 29 de Agosto de 2023 | 03:22

La inseguridad en la Ciudad volvió a poner en jaque a una familia. En esta oportunidad, a los dueños de un emprendimiento del rubro verdulería, que terminaron convirtiéndose en blanco de un asalto millonario, según fuentes policiales.
Si bien la pérdida de lo material suele convertirse en la frustración central de quienes se convierten en blanco de la delincuencia, en esta oportunidad lo que caló más hondo fue el hecho de que uno de los integrantes de la familia fuera sometido a un trato feroz, que muy probablemente dejará alguna marca psicológica.
Una joven de apenas 17 años fue quien debió enfrentarse a la total falta de humanidad de varios ladrones, que apelaron a todo tipo de recursos para llenarla de miedo.
Según se expuso en la denuncia, no escatimaron en insultos, amenazas y gritos para lograr que la adolescente cumpliera con su voluntad.
Este episodio, ocurrido en Tolosa, viene a confirmar la situación de inseguridad que agobia a toda esa parte de la geografía platense.
De hecho, este acto tuvo lugar menos de 24 horas después del violento y millonario atraco cometido en 30 bis entre 455 y 456 de City Bell, en donde despertaron a un penitenciario retirado para robarle 4.500 dólares, 50 mil pesos y varios celulares.
Son muchos los vecinos que viven en estado de alerta por el drama de los robos. En ese marco, muchas familias deciden hacerle frente a esta problemática poniendo en práctica protocolos de salida y entrada, reforzando la seguridad de las casas con reformas edilicias, instalación de cámaras y alarmas o participando de foros vecinales.
Una de esas tantas familias resultó ser la que terminó sufriendo el despojo de sus bienes. El frente de la morada de las víctimas, ubicada en 21 entre 523 y 524, prueba que desde hace tiempo son conscientes de esta cruda realidad.
Un muro de concreto de casi dos metros, un portón de hierro automático, tres cámaras de seguridad apuntando hacia la entrada, un portero eléctrico con cámara forman parte de la fachada de la finca.
Confiando en todo este sistema, el domingo, cerca de las dos de la tarde, el matrimonio propietario del inmueble se dirigió junto a dos de sus tres hijos a una fiesta, que realizaba la colectividad boliviana, a pocas cuadras de distancia.
La adolescente tenía pensado acudir más tarde al evento, ya que se sentía cansada y necesitaba dormir un rato la siesta.
El dueño de casa jamás imaginó que, 15 minutos después de su partida, su casa iba a terminar siendo copada por dos sujetos, que le sacaron un millón de pesos, 100 dólares, 700 bolivianos, electrodomésticos y su camioneta Toyota Hilux.
Ninguna de las medidas de seguridad antes mencionada hizo que los intrusos se replantearan la situación.
Entonces, sin medir consecuencias, los sujetos saltaron el muro y se adentraron en la propiedad. Fue durante el recorrido que realizaban por la casa, que se toparon con la joven.
Si bien el caso no terminó en un baño de sangre como sucede en la película de Alfred Hitchcock, muy probablemente, el terror que se vio reflejado en la cara de la actriz Janet Leigh cuando le corrieron la cortina, debe haber sido muy similar al que sintió esta joven al notar la presencia de extraños.
Es que, según precisaron las fuentes policiales, la chica se encontraba tomando una ducha cuando los delincuentes hicieron su aparición.
En total estado de indefensión, la joven fue obligada a salir de la bañera y si bien le permitieron arroparse, sin vulnerar su intimidad, inmediatamente la amenazaron con que la golpearían si no permanecía en silencio
El máximo nivel de tensión llegó cuando la obligaron a sentarse en una silla y la terminaron atando de pies y manos.
Con la única ocupante del domicilio completamente reducida, durante más de una hora los sujetos se dedicaron a registrar la casa y a cargar todo cuanto pudieran al rodado de la familia.
Luego, abandonaron la escena dejando a la chica inmovilizada. Como pudo la joven logró liberarse y salió de su casa rumbo al predio en el que se hallaban sus padres para contarles sobre lo sucedido.
Ayer, este diario acudió al lugar y uno de los damnificados se refirió a la situación con una escueta declaración. “Estamos bien. Pero asustados. No podemos hablar”, indicó.
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