En homenaje a la primera computadora científica argentina
Edición Impresa | 28 de Septiembre de 2023 | 02:01

El nombre de la nueva supercomputadora argentina constituye un homenaje a la primera computadora científica que tuvo nuestro país, Clementina, una máquina que funcionaba a válvulas, medía 18 metros de largo y ofrecía una capacidad de cálculo irrisoria para los parámetros de hoy.
Con sus más de 500 kilos, llegó al país en barco en 1960, tras haber sido encargada a la fábrica británica Ferranti, y aunque su nombre original era “Mercury”, se la conoció popularmente como “Clementina”, porque al terminar un cálculo ejecutaba la melodía de “Oh My Darling’ Clementine”.
Importada para ser punta de lanza del desarrollo de ciencia y tecnología en el país, contaba solo con 5Kb de memoria RAM y con sus 20 gabinetes requería de un gran equipo de refrigeración.
Si bien la capacidad de computo de aquella máquina resulta hoy insignificante, lo cierto es que hace años esa capacidad resultaba inusual. De hecho con ella se buscaba resolver cálculos complejos y dar comienzo a un proyecto de desarrollo de la ciencia y tecnología nacional que tenía entre sus referentes al prestigioso científico y matemático Manuel Sadosky y al entonces decano de la Facultad de Exactas, Rolando García. La matemática Cecilia Berdichevsky, nacida en Polonia y nacionalizada argentina, fue la primera programadora de Clementina, tras capacitarse con la programadora inglesa Cicely Popplewell, que trabajó con Alan Turing.
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