Alertan sobre la pérdida del patrimonio forestal que sufre América del Sur

El alerta formulado acerca de una gradual e importante pérdida de especies arbóreas en el llamado bosque atlántico de América del Sur, formulado por investigadores de la Universidad de San Pablo, si bien concierne esencialmente al centro del territorio de Brasil y también al del Paraguay, no puede sino ser relacionado con el constante proceso de deforestación existente en la Argentina que, desde hace años, sufre un acelerado proceso de desertificación de su territorio, a razón de medio millón de hectáreas cada año, según las últimas estimaciones.

El informe brasileño destaca que el bosque atlántico de América del Sur es una de las áreas arbóreas más impresionantes del planeta y con un elevado número de especies endémicas, que se extiende desde la costa meridional de Brasil hasta el interior de Paraguay. Pero en las últimas décadas, la tala, la expansión agrícola y el crecimiento de ciudades como Sao Paulo y Río de Janeiro la han reducido a fragmentos.

La investigación advierte que aproximadamente dos tercios de las 4.950 especies arbóreas de este punto caliente de biodiversidad están amenazadas, incluidas la mayor parte de las especies endémicas, cuyas áreas de distribución geográfica están bastante limitadas.

Además, los autores de la investigación han extrapolado estos datos al resto de las especies arbóreas del mundo y concluyen que los árboles podrían ser “uno de los grupos de organismos más amenazados del planeta”.

En este sentido, se calcula que en nuestro país más de 60 millones de hectáreas sufren procesos erosivos de moderados a graves, sin que existan políticas integrales tendientes a revertir tan crítica situación.

Se conoce, asimismo, que los bosques de nuestro país abastecen los acuíferos, controlan inundaciones, producen oxígeno y sirven de hábitat para la fauna, además de proteger los suelos del arrastre del viento, un recurso que tarda siglos en recuperarse ya que 10 centímetros de suelo, tardan más de 100 años en reconstituirse.

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La irrupción climática de los ciclos secos, la degradación de la tierra derivada de la sobreexplotación y, entre otros, el creciente avance de la deforestación, al punto de que en los últimos 75 años disminuyó el 66 por ciento de la superficie forestal natural, son los factores negativos que inciden en este fenómeno.

Investigaciones realizadas por científicos argentinos establecieron con claridad que la desaparición de bosques y montes en nuestro territorio afecta la diversidad, en una situación a la que se suma la expansión de la frontera agropecuaria, en especial por el cultivo de soja, que ocasionó entre otras tragedias ambientales, la virtual desaparición del quebracho colorado, una especie emblemática de distintas regiones del interior.

No se carece, por cierto, de planes de acción ya experimentados, que pese a sus limitados campos de aplicación han demostrado ser valiosos para detener una progresiva degradación del suelo, cuyo efecto se traduce no sólo en generar cuantiosas pérdidas económicas sino en proyectar hacia el futuro una amenaza cierta para la calidad de vida de las generaciones venideras.