Cambio climático: la esperanza es lo primero que se pierde

El cambio climático es una realidad que no solo altera los ecosistemas y economías a nivel global, sino que también tiene un profundo impacto en la salud humana. Esta preocupación se ve reflejada en un estudio reciente publicado en la revista Plos Climate, liderado por Amit Roy de la Universidad de Ciencia y Tecnología Shahjalal en Bangladesh y la New School for Social Research en Estados Unidos. El estudio destaca una conexión directa entre el aumento de las temperaturas y las variaciones en las precipitaciones debido al cambio climático y una disminución en la esperanza de vida humana.

El cambio climático, impulsado por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, ha creado un escenario en el que el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero está atrapando más calor en la atmósfera de la Tierra. Este fenómeno está llevando a un incremento en las temperaturas globales, un cambio que no está exento de consecuencias severas para la salud pública. Entre estos efectos se encuentran no solo los impactos directos como olas de calor e inundaciones, sino también repercusiones indirectas que incluyen enfermedades respiratorias y problemas de salud mental.

El estudio de Roy es pionero en establecer una relación directa entre el cambio climático y la esperanza de vida. Para ello, analizó datos de temperatura promedio, precipitaciones y esperanza de vida al nacer de 191 países entre 1940 y 2020. Este análisis fue complementado con el uso del PIB per cápita para ajustar las diferencias entre países, ofreciendo así una perspectiva más precisa y global del impacto del cambio climático en la esperanza de vida.

El resultado de la investigación es revelador: un aumento de 1 grado Celsius en la temperatura global se vincula con una disminución aproximada de 0.44 años en la esperanza de vida al nacer. Esto se traduce en una reducción de alrededor de 5 meses y una semana, un dato que pone de manifiesto la gravedad del problema. Además, el estudio desarrolló un índice compuesto de cambio climático que combina las variables de temperatura y precipitación para medir la severidad del fenómeno a nivel mundial.

Un estudio pionero estableció una relación entre el cambio climático y la esperanza de vida

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La investigación muestra que un incremento de 10 puntos en este índice compuesto se correlaciona con una disminución de seis meses en la esperanza de vida media. Este hallazgo es particularmente alarmante, ya que subraya cómo los cambios relativamente pequeños en el clima global pueden tener efectos significativos en la longevidad humana. Además, el estudio reveló que las mujeres y las poblaciones de países en desarrollo son desproporcionadamente afectadas por el cambio climático.

Este enfoque en la desigualdad en el impacto del cambio climático es crucial. Según Claudia Natenzon, doctora en geografía y directora del Programa de Investigaciones en Recursos Naturales y Ambiente (PIRNA), los efectos del cambio climático varían significativamente según las condiciones sociales, económicas y culturales de diferentes grupos. Esto implica que la capacidad de adaptarse y responder a estos cambios climáticos depende en gran medida de factores como la riqueza, el acceso a recursos y la estabilidad social.

Natenzon también señala la importancia de la salud en esta ecuación. Argumenta que la salud juega un rol central en la capacidad de las personas para llevar una vida no solo larga, sino también de buena calidad física y mental. Esto subraya cómo el cambio climático es tanto una cuestión de salud pública como ambiental.

El estudio también plantea preocupaciones sobre la vulnerabilidad específica de género al cambio climático. Amit Roy menciona que las mujeres tienen una esperanza de vida al nacer menor en comparación con los hombres en el contexto del cambio climático. Esta observación puede extenderse a otros grupos minoritarios, como niños, personas mayores y personas con discapacidad, que pueden tener menos recursos materiales y simbólicos para enfrentar estos desafíos.

Juan Segundo Peña Loray, psicólogo e investigador de la Fundación para la Salud y Sostenibilidad en España, destaca la importancia de estas conclusiones. Subraya cómo el establecimiento de una relación negativa entre el índice compuesto de cambio climático y la esperanza de vida resalta la urgencia de abordar el cambio climático como una crisis de salud pública. Estos hallazgos, según Loray, deben motivar no solo a la comunidad científica, sino también a los responsables de la toma de decisiones y al público en general.

El estudio de Amit Roy y su equipo abre una ventana importante al entendimiento de cómo el cambio climático afecta aspectos fundamentales de la vida humana. Al vincular directamente el cambio climático con una reducción en la esperanza de vida, la investigación proporciona un argumento contundente para que las políticas climáticas y de salud pública se tomen con la máxima seriedad. Además, plantea la necesidad de realizar estudios más localizados que consideren fenómenos meteorológicos extremos específicos, como incendios forestales, tsunamis e inundaciones, cuyos impactos pueden ser aún más dramáticos.

Si sube 1ºC la temperatura global, disminuye 0.44 años la esperanza de vida al nacer

Este estudio refuerza la idea de que el cambio climático no es solo una cuestión ambiental, sino también una crisis de salud pública que requiere una acción urgente y coordinada. La amenaza que representa para el bienestar de miles de millones de personas en todo el mundo es una llamada a la acción para mitigar sus efectos y proteger la salud y la esperanza de vida de las poblaciones globales. En este sentido, el trabajo de Roy y su equipo no solo es una contribución valiosa al campo científico, sino también un mensaje crítico para la sociedad en su conjunto.

EL ALCOHOL Y OTRAS SUSTANCIAS

En una época donde el cambio climático domina el debate público y político, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications Medicine arroja luz sobre una consecuencia inesperada: el aumento de las hospitalizaciones relacionadas con el consumo de alcohol y drogas ilícitas en el estado de Nueva York. Este descubrimiento, basado en una investigación meticulosa, sugiere una correlación casi lineal entre las subidas de temperatura y el incremento de las admisiones hospitalarias por problemas relacionados con sustancias. La relevancia de esta investigación es significativa, considerando que, según datos de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA) de Estados Unidos, más de 139 millones de personas consumieron alcohol recientemente y alrededor de 25,8 millones usaron drogas ilícitas en el país.

El estudio señala que, aunque la mayoría de los consumidores de sustancias lo hacen con moderación, existe una minoría considerable que sufre trastornos serios, necesitando incluso tratamiento hospitalario. Los investigadores descubrieron que incluso un leve aumento de temperatura, como pasar de 6 a 9 grados en una semana, está asociado con más hospitalizaciones por abuso de sustancias. Este patrón se mantuvo constante a través de un rango de temperaturas que va desde -30 hasta 30 grados, lo que sugiere una tendencia preocupante a medida que el planeta se calienta.

El estudio no solo se centró en el alcohol, sino que también observó aumentos en las hospitalizaciones relacionadas con el cannabis, la cocaína, los opioides y el uso de sedantes. Las áreas suburbanas y rurales fuera de la ciudad de Nueva York fueron las más afectadas por esta tendencia. Los investigadores analizaron los registros de ingresos hospitalarios y los compararon con los datos meteorológicos a lo largo de tres décadas, desde 1995 hasta 2014.

El cambio climático influye en la salud, que juega un rol central para llevar una vida larga y de buena calidad física y mental / Pexels

Este análisis reveló que las fluctuaciones de temperatura a corto plazo, no solo las tendencias estacionales, influyen significativamente en las tasas de ingresos hospitalarios relacionados con el uso de sustancias. Los hallazgos del estudio son aún más alarmantes considerando que las temperaturas promedio diarias en Nueva York han aumentado 2 grados desde 1970 y se espera que aumenten otros 2 para 2080. La investigación subraya cómo el cambio climático podría estar influyendo directamente en la salud pública.

La investigación también demostró que este patrón era casi universal en todas las características demográficas observadas, incluyendo edad, sexo y vulnerabilidad social. Este aspecto del estudio es crucial, ya que implica que los efectos del cambio climático en el consumo de sustancias son transversales, afectando a diversas poblaciones. El estudio también controló las variaciones estacionales en el consumo de alcohol, como el aumento durante las vacaciones de invierno y los meses de verano.

Los investigadores sugieren que el aumento de las temperaturas puede incrementar la impulsividad y la desinhibición, conduciendo a un mayor consumo de alcohol y drogas. Para algunas sustancias, como los opioides, el clima cálido podría disminuir los efectos percibidos, llevando a los usuarios a consumir dosis más altas. Además, se señala que el alcohol, a pesar de la creencia popular de que eleva la temperatura corporal, en realidad desestabiliza la capacidad del cuerpo para regular su temperatura central, lo que podría contribuir a más hospitalizaciones durante períodos de calor elevado.

El estudio no proyecta cómo el calentamiento global futuro podría influir en la prevalencia de las admisiones hospitalarias por uso de sustancias. Sin embargo, advierte contra la extrapolación de los datos de Nueva York al resto del mundo. Se necesitan más investigaciones para descubrir cómo las personas en diferentes climas responden al aumento de las temperaturas.

Este estudio insinúa la posibilidad de una tendencia más amplia que debe ser investigada a nivel global. Como punto de partida, ayuda a comprender cómo el cambio climático puede influir en el uso de sustancias. Nueva York, siendo el cuarto estado más grande de Estados Unidos y uno de los más diversos, ofrece un modelo complejo y representativo para estudios de esta naturaleza.

Aunque el estudio se centra en un área geográfica específica, los resultados podrían tener implicaciones globales. La relación entre el cambio climático y la salud pública es un campo de estudio emergente que requiere atención urgente. Los hallazgos de este estudio resaltan la necesidad de políticas y estrategias de salud pública que consideren los efectos del cambio climático en el comportamiento humano.

En conclusión, este estudio abre un nuevo capítulo en nuestra comprensión del impacto del cambio climático en la sociedad. Subraya la importancia de considerar factores ambientales en el diseño de políticas de salud pública y estrategias de prevención de adicciones. A medida que el mundo se enfrenta a temperaturas crecientes y patrones climáticos más erráticos, los hallazgos de esta investigación podrían ser cruciales para mitigar los impactos negativos del cambio climático en la salud humana.

El cambio climático creó un escenario en el que el aumento de las emisiones de gases / Pexels