A no reprimirse: canalizar la ira y aprender de las emociones “negativas”
Edición Impresa | 7 de Enero de 2024 | 02:14

Los enojos sin sentido, los ataques de furia, las frustraciones, son emociones “malas” que a diario las personas tratan evitar. Pero contrario a lo que se piensa, un estudio reciente determinó que muchas veces estas sensaciones son el motor necesario para tomar ciertas decisiones que de otra manera se prolongan en el tiempo.
Según la investigación publicada en una revista científica internacional dedicada a la psicología, estudiantes de la Universidad de Texas participaron de una serie de experimentos en los que los expertos fueron provocándolos de diferentes maneras para lograr llevarlos a un estado de irascibilidad. El resultado fue el que esperaban, el enojo ayudó a los estudiantes a resolver más interrogantes, a actuar más rápido y a disminuir su tiempo de reacción.
Pero cuidado esto no quiere decir que se debe actuar a través del enojo, sino que se debe tomar esta emoción y canalizarla para sacar algo positivo de todo lo que genera. Así lo consideró el psicólogo platense Mel Gregorini: “El enojo al principio es un buen motor porque te despierta te pone activo, te pone alerta, se libera mucha dopamina, pero para la toma de decisiones hay que usar mucho la inteligencia emocional, y cuando uno está enojado no puede poner en palabras lo que le pasa o utilizar la inteligencia emocional”.
Es por eso que para el licenciado, si bien el enojo es un buen motor para dar un primer paso, “es necesario estar en calma para tomar decisiones, estar lo mas frío posible, el impulso en algún momento es eficaz, pero solo funciona a muy corto plazo. Lo mejor es calmarse antes de hacer algo y no basarse en un impulso negativo como el enojo que esta relacionado íntimamente con la ira”.
Encontrar el equilibrio
Además de demostrar que se puede canalizar el enojo y hasta sacar algo de beneficio de esto, los científicos que participaron del experimento destacaron que durante años se enseñó a alejar las emociones “negativas” y centrarse solo en las positivas, pero a la larga esto tampoco es bueno.
Tal como apuntaron lo fundamental es encontrar un equilibrio, porque todas las emociones en mayor o menor medida dejan una enseñanza, “evolucionamos para experimentar emociones negativas”, señaló en el informe Ethan Kross, psicólogo y director del Laboratorio de Emoción y Autocontrol de la Universidad de Michigan.
“Siempre tiene que haber un equilibrio”, aseveró Gregorini y agregó que “hay que tener un equilibrio y como se dice todo en su justa medida, no todo es del todo bueno, ni todo del todo malo. Siempre tiene que haber un equilibrio, cuando falla ese equilibrio es cuando se van a presentar los mayores conflictos”.
Como suele ocurrir, el problema está en los extremos, normalmente se cae contra las emociones negativas, pero también se puede hablar una “positividad tóxica” definió el psicólogo. “Hay gente que es excesivamente positiva y podemos decir que hasta de manera artificial y esto puede llegar a ser perjudicial”, sostuvo y argumento que no se puede tener una mirada positiva de todo ya que “en realidad hay cosas que son neutras o que tienen mas carácter negativo y nos sirven como aprendizaje”.
Una emoción de la cual aprender
El enojo puede ser una herramienta para salir de la zona de confort, para ayudar a dar el primer paso, pero principalmente para aprender. Solo hay que saber como abordarlo y canalizarlo para el beneficio propio.
En ese sentido Gregorini manifestó que ante este tipo de reacciones lo fundamental es “registrar lo negativo porque nos sirve de aprendizaje psicológico y emocional. Utilizar toda nuestra cabeza, nuestra mente para tratar de que no nos vuelva a pasar eso”. Registrar el enojo, comprender de donde nace para poder evitar situaciones similares en el futuro, “es como dice el dicho ‘no es el tema de la piedra que uno se tropieza cuantas veces, sino de qué está hecha la piedra qué contiene que información nos da’”, completó.
Hay diferentes formas de abordarlo y canalizarlo, las más comunes o recomendadas son “a través del arte, de la escritura, de la música, de la ejercitación física, del hablar con el otro y por sobre todas las cosas desde la empatía. Es fundamental tratar de ponerse en el lugar del otro, si yo me enojo como le repercute al otro, si se siente molesto o cuestionado, porque el enojo siempre va a generar una reacción en el otro y no siempre es la mejor”, detalló.
“Las emociones están bien pero cuando uno las rige desde la inteligencia puede gestionar mucho mejor”
Es por eso, que el especialista concluyó que si bien “enojarse está bien” y en cierto punto es necesario, no está bien “vivir enojado o responder desde el enojo, eso no sería bueno porque no se saca nada positivo y si se llega a sacar algún provecho será muy a corto plazo”.
“Las emociones están bien pero cuando uno las rige desde la inteligencia puede gestionar mucho mejor el mundo emocional. Para estar adaptado a la sociedad en la que vivimos donde hay tanta ira, tanta negatividad, tanto enojo, hay que manejarse con inteligencia emocional”, cerró el psicólogo.
“El enojo al principio es un buen motor porque te despierta, te pone activo, te pone alerta y se libera mucha dopamina”
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