Virginia Higa: el “diario” de una traductora en Suecia
Edición Impresa | 7 de Enero de 2024 | 03:01

Luego del éxito de “Los sorrentinos”, la escritora y traductora Virginia Higa regresa a la escena literaria con “El hechizo del verano” (Editorial Sigilo), un texto de no ficción que recorre, con misceláneas, crónicas y reflexiones personales, la cotidianeidad de un país, Suecia, a través de una mirada virtuosa que imprime una combinación sutil entre la extrañeza y la fascinación.
Hay un hechizo de verano que no es el que vemos en estas latitudes los primeros días de enero, sino uno que ocurre entre julio y agosto y se valora especialmente en los países nórdicos, donde los esperados destellos de calor pueden llegar después de seis meses de oscuridad e invierno.
En cada una de sus llegadas el verano sorprende a locales y extranjeros en Estocolmo, una ciudad entera que se descubre luego de que se derrite la nieve y da paso a la estación más brillante y breve del año. Los trabajos, el humor, el estado de ánimo y los planes con amigos o familia están, de un modo u otro, atados a los avatares del clima.
La escritora y traductora Virginia Higa, nacida en Bahía Blanca, vive desde 2017 en esta ciudad junto a su marido y a su hijo, nacido allá. Es licenciada en Letras egresada de la UBA y publicó en 2018 su primera novela, “Los sorrentinos” (Editorial Sigilo), un libro que fue traducido al italiano, al sueco, al francés y próximamente al portugués.
Desde que llegó a la ciudad, a raíz de una propuesta laboral que tuvo su pareja, comenzó a escribir. En cada salida, paseo, experiencia o detalle que descubría encontraba un texto posible, a veces breve, otras veces más extenso. Lo hizo con regularidad y sin expectativa hasta que nació su hijo, en 2019, momento en que se tomó una pausa.
No hubo un plan, pero ese archivo fue creciendo mucho y se volvió un volumen de textos grande, que decidió organizar a modo de misceláneas. El resultado es un libro que se vuelve una experiencia de lectura, un viaje al corazón de la vida en Estocolmo con la impronta de una mirada sagaz con sello argentino, un vaivén que oscila suave entre el choque cultural y las calamidades climáticas, los nuevos modos de hacer amigos y las formas en que la nieve tornea y embellece la ciudad.
En “Los sorrentinos” el lector descubre los secretos de una familia italiana y en “El hechizo del verano” Higa vuelve a jugar con el límite físico, geográfico e idiomático de un país que le es completamente ajeno pero que, luego de las páginas escritas, comienza a ser más y más cercano para ella y también para sus lectores.
“Un sudamericano en Estocolmo siempre tendrá este problema: en invierno extrañará con todas sus fuerzas el sol. Pero en verano querrá ver las estrellas, que por efecto de la latitud o de la luz urbana son escasísimas en la bóveda nocturna de esta ciudad”, sostiene la autora en un tramo de “El hechizo del verano”.
Higa hace, además, un juego entre las experiencias propias del lugar, como aprender a patinar o familiarizarse con la lengua, con las experiencias que construye en los consumos culturales que sostiene en el lugar, como Jane Austen o Eric Rohmer, entre otros. Incluso hay un capítulo dedicado a las cartas que Manuel Puig envió a su familia durante su estadía en Estocolmo entre mayo y septiembre de 1959.
“Puig llegó, se maravilló dos semanas y después se aburrió y le pareció todo horrible. Si uno llega acá en verano es muy fácil enamorarse del lugar, el verano es precioso, es como una ilusión. El sol brilla todo el día, no hace tanto calor y contrasta con el invierno. Por eso es como un hechizo: se pasa y desaparece”, reflexiona la autora.
En “Los Sorrentinos” hay una impronta muy fuerte de nuestra tradición, de la argentinidad y de la herencia italiana. En “El Hechizo del verano” pasa todo lo contrario: hay una sociedad que nos es completamente lejana, la sueca. De tal forma, en cuanto a cómo ve esta asociación en su obra, la autora respondió: “Es algo que vengo pensando mucho. El arraigo, la territorialidad de las cosas que uno hace. Cuando escribí “Los sorrentinos” estaba descubriendo a full el mundo de los restaurantes y era un territorio para mí vinculado a la infancia, el lugar donde yo había crecido. Me interesaba recuperar esas voces y construir algo con eso. Hablé con familiares, recolecté historias, recordé pedazos de conversaciones que formaban parte de mi vida. Y estando acá, en Suecia, me pasó algo parecido con el entorno inmediato. Creo que es una misma forma de experimentar el mundo, las cosas que tenés más cerca, de prestarle atención a lo que nos rodea”.
El hechizo del verano
Virginia Higa
Editorial: Sigilo
Páginas: 160
Precio sugerido: $9.600
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