Una mujer fue la primera persona en cruzar a nado el Río de la Plata hace 100 años
Edición Impresa | 13 de Octubre de 2024 | 07:28

Por MARISOL AMBROSETTI
Después de meterse de cabeza en las aguas del Río de la Plata, cerca de Colonia del Sacramento, Uruguay, la nadadora argentina Lilian Gemma Harrison, de 19 años, escuchó los gritos de varios hombres desde el muelle: “¡Estás loca!”, repetían. Ninguno sabía que toda su vida se había preparado para ese momento. Fue la primera persona en cruzar a nado el río más ancho del mundo. Llegó a Punta Lara en 24 horas y 19 minutos sin descanso... A falta de neoprene, antes de zambullirse untó su cuerpo con lanolina para protegerse del frío. El histórico cruce de Harrison sucedió entre el 21 y el 22 de diciembre de 1923. Ante esos gritos desalentadores es posible que Lilian se haya dado ánimo con las máximas de la Escuela Teosófica de Inglaterra, donde estudió y aprendió a nadar. Allí se decía que la vida se trata de “jugar el juego, ni quejarse ni poner excusas”.
El análisis de aquella hazaña ocurrida hace 100 años y también los enfoques mediáticos que generó se encuentran narrados en detalle en el libro “Nadando contra las corrientes” (Editorial Prometeo), que uno de sus dos autores, el doctor en Ciencias Sociales y docente de la UNLP, Pablo Scharagrodsky, presentó en la Facultad de Humanidades junto a la periodista deportiva, Viviana Vila, y la doctora en Historia, Adriana Valobra.
El otro autor, Matthew Brown, es doctor en Historia por la University College London, en Inglaterra, y fue quien accedió al archivo de la escuela a la que concurrió Lilian, porque si bien la joven nadadora nació en la ciudad bonaerense de Quilmes, a los 8 años su madre la llevó a estudiar a Inglaterra hasta los 16 junto a sus dos hermanas.
APOYO INCONDICIONAL
Según Brown y Scharagrodsky, el padre de Lilian, Edward Harrison -que trabajaba en Argentina para el Banco de Londres y América del Sur-, junto con su madre, Anita Gale, fueron grandes impulsores de la carrera deportiva de Lilian. Incluso, durante la travesía rioplatense la siguieron de cerca en una embarcación que puso a disposición la Marina, donde también iban varios eximios nadadores varones que habían hecho el intento de cruce a nado sin éxito.
Lilian Gemma Harrison, de 19 años, escuchó los gritos de varios hombres desde el muelle: “¡Estás loca!”
La osadía de esta adolescente de rasgos anglosajones, sonrisa tímida y cuerpo robusto preocupó más de una vez a su padre. Gofredo Grasso, el médico que se ocupó de su salud en la preparación para el cruce, lo corroboraba al contar que “Lilian debió gran parte de su éxito precisamente a la forma en que ignoró a su padre y su llamado desesperado a desistir frente al extenuante trajín acuático: ‘¡Gemma, come back!’”, le gritaba Edward sin lograr frenar a esa mujer anfibia.
Ninguno sabía que toda su vida se había preparado para ese momento
La aventura del Río de La Plata no fue la primera de Harrison, que entrenaba sin pausa en el Club Náutico San Isidro. Su primera gran prueba había sido el 4 de febrero de 1923, cuando nadó 67 kilómetros en el raid Zárate-Tigre.
Un dato curioso que rescatan los autores es que “contra todas las evidencias empíricas que mostraron la fortaleza físico-funcional y el temple de Lilian durante las distintas fases del entrenamiento previo al raid, y a partir de la imaginería simbólica saturada de ciertas moralidades sexuales tradicionales, el doctor Gofredo Grasso decidió suspender los entrenamientos durante la menstruación”. El mito de que el agua podía interrumpirla tenía plena vigencia pese a que en los días previos a menstruar el rendimiento de Lilian era el mejor de todo el mes.
LOS INTENTOS FALLIDOS
Los autores consideran que a partir de creencias de este tipo sobre los cuerpos femeninos, no es extraño que buena parte de la prensa considerara imposible que una mujer pudiera cruzar a nado el Río de la Plata. No obstante, nadie ponía en duda que los varones iban a lograrlo. Sin embargo, antes que ella, habían fallado en el intento cinco nadadores: Enrique Tiraboschi, Luis Garramendy, Elio Pérez, Romero Maciel y Vito Dumas.
El análisis de los medios de la época indica que “los artículos periodísticos pasaron por alto la historia de fondo de Lilian Harrison y el papel que jugaron en esto su educación y su historia familiar”.
La aventura rioplatense no fue la primera de Harrison, que entrenaba en el Náutico San Isidro
Su formación en Inglaterra, los desafíos previos y el empuje de su madre que remaba a su lado en los entrenamientos “quedaron eclipsados por el espectacular logro de esta nadadora que parecía salida de la nada”. Su cruce del Río de la Plata asombró a la prensa y las fotografías de Lilian sonriendo tímida sugieren que ella tampoco podía creerlo.
En una metáfora poco feliz por su tono machista y porque omite el esfuerzo de Harrison, la investigación relata que varios medios dijeron que “el río había cedido caballerosamente sus poderes para permitir el paso de una nadadora”. Poco se decía de sus múltiples desafíos previos y de los años dedicados al entrenamiento acuático en piscinas y aguas abiertas.
En “Nadando contra las corrientes”, los autores citan al diario La Época, que cuando dio a conocer la noticia expresaba: “El triunfo de nuestra nadadora significa que la mujer posee, o es susceptible de desarrollar la misma capacidad del hombre para afrontar las grandes empresas que reclaman la potencia máxima de las facultades que integran la personalidad: energía muscular, temple moral”.
Brown y Scharagrodsky concluyeron que esta historia puso en cuestión la idea predominante de entonces: que las hazañas deportivas eran solo experiencias masculinas y que los varones eran los únicos capacitados para afrontar peligros. Aquella joven quilmeña ponía en duda la supuesta inferioridad física, emocional e intelectual de las mujeres. Sin embargo, en natación y en la mayoría de los deportes, las desigualdades en detrimento de las mujeres mantienen plena vigencia, en especial en materia de financiamiento y remuneración.
POR QUÉ CAYÓ EN EL OLVIDO
Una de las preguntas que queda flotando es por qué Lilian Harrison cayó en el olvido. Scharagrodsky ensaya algunas hipótesis: “Su condición de mujer, su ligazón con Inglaterra, que ya en los años 60 y 70 comienza a ser algo tensionante porque en el fútbol aparecen narrativas vinculadas con la otredad, y el hecho de que ella haya sido vegetariana en un país donde la carne era tan importante son factores que pudieron haber influido”. De hecho, cuenta el autor, “el mismo año que Harrison logra el cruce, el evento deportivo más importante para los medios no fue el de Lilian, sino la llamada “pelea del siglo”, entre el boxeador argentino Luis Ángel Firpo y el estadounidense Jack Dempsey. Firpo era descrito como un claro ejemplo de fuerza y masculinidad argenta porque su principal fuente de nutrición era la tan mentada carne argentina.
La nadadora argentina Lilian Gemma Harrison, de 19 años, junto a otros de los nadadores de la época, que no creían en su hazaña / Web
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