El cannabis es una de las drogas más consumidas en el mundo. En nuestro país, a partir de los últimos años, se registraron cifras alarmantes debido a un aumento exponencial del consumo y se ubica como la tercera sustancia más consumida por detrás del alcohol y el tabaco.

En esa misma línea, en base a uno de los últimos informes presentados por el Sedronar en este año, se obtuvo que la marihuana es percibida como la sustancia psicoactiva con mayor facilidad de acceso, dado que el 47,9% de la población respondió que le sería fácil conseguirla.

Asimismo, durante uno de los últimos trabajos realizados por la Encuesta Nacional de Consumos y Prácticas de Cuidado (ENCoPraC) en el 2023, se conoció que el 13,8% de las personas entre los 16 y los 75 años consumieron dicha sustancia dentro de los últimos 12 meses del momento que se llevó a cabo la consulta. Cabe resaltar que un informe de similares características realizado durante el 2011, que contemplaba a la población entre los 12 y los 65 años, arrojó solo un 3,2% de consumo anual.

Sin embargo, las cifras causan mayor preocupación cuando se analiza el consumo mensual de marihuana. El último relevamiento señala que el 8,1% de los habitantes en el país consume cotidianamente la sustancia psicoactiva, cuatro veces más que el porcentaje relevado en el año 2011.

En la ciudad de La Plata, durante los últimos años se detectó un discreto aumento en el número de las consultas médicas relacionadas a esta problemática. Las principales razones pueden atribuirse a la naturalización del consumo y al descreimiento, tras ser considerada una sustancia “inocua” en muchas ocasiones por tratarse de una planta.

En diálogo exclusivo con Mariela Schiaffino, médica toxicóloga y Jefe de servicio del Centro Provincial de Toxicología (Ceprotox), explicó: “Las consultas específicas por consumo de marihuana no suelen ser frecuentes, ya que el paciente no tiende a identificar los síntomas que le genera el consumo de cannabis como algo que merezca acercarse a consultar a un centro de salud y, si eventualmente consultan, no es fácil que nombren este consumo cuando se les pregunta por sus hábitos. La mayor parte de las consultas por cannabis ocurren por estar asociadas con otras sustancias”.

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“Las cifras causan mayor preocupación cuando se analiza el consumo mensual de marihuana”

Sin embargo, al ser consultada por un aumento en la atención de jóvenes o adolescentes afectados por el consumo, Schiaffino mencionó: “Si, definitivamente y cada vez las edades son menores sin dejar de mencionar la importancia de que se amplió la gama de sustancias consumidas por los mismos”.

Un consumo crónico de marihuana puede inducir el Síndrome de hiperemesis cannabinoide (SHC), detectado a través de un estudio en el 2004, como un trastorno peculiar que se presenta con náuseas, vómitos y dolor abdominal que se perpetúan por un lapso de dos a tres días y no ceden con fármacos, sino con una ducha o baño caliente.

En nuestra Ciudad, según explica la doctora Schiaffino, la atención de casos de SHC no es frecuente. Además, señaló: “Esto puede deberse a que al no ser muy conocido este síndrome ni por la población en general ni por los profesionales de la salud, no se lo sospecha y por lo tanto muchas veces no se identifica; existe un subdiagnóstico en referencia a ese tema. Los síntomas pueden ser confundidos fácilmente con un cuadro de origen digestivo de causa variable y si el paciente no relata el antecedente de consumo de marihuana es muy probable que no llegue a diagnosticarse correctamente”.

“Dado que este síndrome suele revertir con el cese del consumo, es lo primero que uno tiene que recomendar. En todos los casos se advierte no automedicarse y consultar con su médico. A su vez, es importante no dejar de comentar en esa consulta médica el consumo de cannabis para que el profesional pueda realizar un correcto diagnóstico”, agregó Schiaffino, integrante del Ceprotox -que asiste emergencias toxicológicas telefónicamente las 24 horas, los 365 días del año a través del 08002229911-.

También, la especialista en Toxicología explicó: “Otro tipo de consultas que recibimos con más frecuencia en los últimos años son las referidas al consumo de cannabis medicinal, tanto como para solicitarnos asesoramiento sobre efectos adversos del mismo como por ingestas accidentales en el hogar. Por ejemplo, cuando un niño ingiere el contenido del frasco o cuando por error se los confunde con algún medicamento, o cuando son colocados por confusión en algún alimento”.

Acerca del abordaje a la hora de estudiar a un paciente que sufre el consumo problemático, el doctor Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández de Capital Federal, también señaló: “Cuando se estudia a un adicto hay que abordarlo desde una mirada triangular. Para que exista adicción tiene que haber sustancia (en este caso psicoactiva), además de estudiar a la persona y su contexto. Hay que enseñarles a los jóvenes a cuidarse. Los toxicólogos preferimos hablar de sustancias psicoactivas y no de drogas, porque hay prejuicio con esta palabra”.

SECUELAS DEL CONSUMO REITERADO EN LAS FUNCIONES COGNITIVAS

A estas complicaciones, como lo suele ser la detección del diagnóstico debido a su dificultad y su tratamiento, también se identifican las consecuencias a corto, mediano y largo plazo que provoca el consumo de esta sustancia psicoactiva en el organismo. Entre ellas se pueden mencionar las dificultades en el funcionamiento del aprendizaje, como también en el desempeño familiar, laboral y social.

En La Plata, según la doctora Schiaffino, la atención de casos de SHC no es frecuente

Acerca de las consecuencias que puede provocar un consumo habitual del cannabis, la psicóloga Vanesa Hernández afirmó: “La marihuana es un depresor del sistema nervioso central que afecta a las neuronas y a todas sus conexiones. Por lo cual tiene consecuencias tanto en la parte de coordinación, motricidad y equilibrio, como también en la memoria y otro tipo de funciones cognitivas que tienen que ver con la atención, como por ejemplo la concentración”.

En esa línea, como uno de los efectos principales del consumo, señala: “Genera un enlentecimiento, es decir, no excita una aceleración en términos de las conexiones neuronales. Eso repercute en todas las áreas cognitivas y en el vínculo con los otros porque provoca una forma de achatamiento y desatención. Por un momento puede resultar, entre comillas, placentero porque dan una leve sedación, pero a corto, mediano y largo plazo estos efectos producen un deterioro irreversible en todo lo que es nuestro sistema nervioso”.