Los Hornos, “un infierno”: bronca y temor en aumento por el delito

La reiteración de episodios delictivos tiene en jaque a los habitantes de Los Hornos y no se vislumbra, por el momento, que ese afligente panorama pueda modificarse en lo inmediato.

En este contexto es que, de acuerdo a lo informado por fuentes policiales de esa jurisdicción, ayer se produjo un ilícito en un domicilio de 149 entre 61 y 62.

Al respecto, uno de los pesquisas que trabaja en el caso dejó trascender que el hecho aconteció “cuando una mujer de 43 años salió de su casa, cerca de las 10 de la mañana, para ir a visitar a una amiga”.

”La damnificada regresó minutos después de las 15.30 y se encontró con que, lamentablemente, se habían metido a robar en su casa”, completó.

También reflejó que la víctima no tardó en advertir que tenía “una ventana violentada”, en señal de que fue por esa abertura que se colaron en su propiedad para dicho fin.

El vocero amplió, en tal sentido, que “aprovecharon que esa ventana no tiene rejas ni tampoco algún otro recaudo de seguridad”.

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Cuando se le preguntó por las pertenencias que le sustrajeron a la mujer, precisó que “le llevaron una notebook, un parlante de música y una máquina de cortar pelo”.

Policías de la comisaría tercera intentan establecer, a través de cámaras de seguridad de la cuadra, si los delincuentes son del barrio. Inclusive, señaló el portavoz policial, habría algún indicio de que no sería ajeno a este escruche “una persona conocida por sus antecedentes delictivos”.

OTROS ATAQUES

Cintia es otra vecina de Los Hornos que conoce la amargura de padecer la inseguridad. Según pudo saber este diario, “le robaron cables de su casa, en la zona de 66 y 177, por quinta vez en los últimos dos años”.

La señora denunció que “”llamé al 911 y vino un patrullero después de esperarlo 40 minutos. Un policía me tomó los datos y salieron a buscarlos, sin siquiera bajarse para saber cómo me encontraba”.

Marta, otra frentista hornense, por su parte citó que “en la plaza de 66 y 151 vi que había chicos de entre 10 a 14 años, cuando me dirigía a la parada de micros de esa esquina”.

“Pensé que me iban a asaltar, más cuando supe que habían robado un montón de galletitas en un supermercado del barrio” señaló.