Carniquicho, el “patriarca” de los perros famosos de La Plata
Edición Impresa | 19 de Noviembre de 2024 | 00:39

La historia del perro platense Carniquicho bien podría ser parte de un cuento o de cualquier otra narración literaria, o tal vez un poco creíble mito urbano. Pero el caso es que es completa y absolutamente cierta, pese a que incluso en la actualidad no es tomada en serio por vecinos de nuestra ciudad mayores de cuarenta años.
Pero sobre Carniquicho EL DIA tiene varias noticias documentadas fotográficamente en su archivo; como también las tienen historiadores locales; y más que nada, la memoria de los mayores de sesenta años, para quienes la presencia del perro en la esquina de 7 y 49 era habitual.
El animal también ganó tanta fama fuera de nuestra ciudad que, como veremos párrafos más adelante, fue objeto de una nota en uno de los programas televisivos porteños de mayor audiencia de la época.
El perro vivía en distintos “refugios” que encontraba en el barrio de Los Hornos; era de estatura entre mediana y grande, su color era marrón claro y, fundamentalmente, era totalmente manso, lo que se reflejaba en su tierna mirada.
Los platenses lo amaban y era el gran protegido de los trabajadores de la vieja confitería París, ya que Carniquicho “paraba” en 7 y 49, desde donde deambulaba por todo el Centro. Era muy mimado y le sobraba comida y de la buena porque recibía caricias todo el tiempo.
SU APARICIÓN
Un día de fines de 1963, según cuentan los memoriosos que en aquel entonces trabajaban en el Centro, apareció en 7 y 49 un simpático perro de unos seis años, según se calculó. Al día siguiente se lo volvió a ver en el mismo sitio y algunas personas aseguraban que lo habían visto bajar de un colectivo de la línea 7 (luego 307); su presencia terminó haciéndose cotidiana y ya se sabía que llegaba y se iba del Centro en micro.
Alguien, en algún momento y no se sabe por qué, lo bautizó como Carniquicho y le quedó el nombre para siempre.
Los colectiveros de la línea 7 lo “levantaban” en distintas esquinas de la calle 137 desde 60 a 66 y el perro se aproximaba a la puerta al llegar a 7 y 49; al regreso hacía el trayecto inverso siempre con sus amigos choferes de la línea 7.
En cuestión de unas pocas semanas, Carniquicho podría decirse que se convirtió en la mascota del centro platense y un protegido especial de los empleados de La París que lo alimentaban bien, aunque también recibía masas finas de parte de los mozos de la Confitería La Perla (7 y 48) y de tantos y tantos platenses que el perro “visitaba” al recorrer las calles céntricas.
Para 1964 Carniquicho ya era un “notable, una leyenda viviente”, según escribió un cronista de este diario en ese tiempo.
EN “CANA” Y CON PROTESTA POPULAR
El lunes 18 de mayo de 1964, un anciano denunció en la Comisaría Primera que Carniquicho lo había mordido, pese a que no pudo mostrar herida alguna ante la requisitoria de un médico policial, no obstante lo cual, el siempre manso y apacible perro fue capturado por dos efectivos y trasladado a la Dirección de Zoonosis municipal que funcionaba en el Instituto Antirrábico, donde quedaría en observación en la jaula 15 durante 48 horas.
La noticia se conoció y se armó tal revuelo que poco más de cien personas, entre ellas varios miembros de la Sociedad Pro Amparo y Defensa del Animal (APADA), fueron a aquella dependencia policial para exigir la liberación de la querida mascota, la que se produjo previo pago de una multa y vacunación de Carniquicho, todo costeado por los empleados de La París, uno de los cuales, Luis Lagana, fue el encargado de realizar el trámite y llevar triunfalmente de regreso el perro a “su” esquina habitual.
Toda esa semana EL DIA publicó las alternativas de lo que iba ocurriendo, por lo que el caso fue reflejado por diarios porteños, a raíz de lo cual el sábado 23, Carniquicho apareció en el famoso programa de Canal 9 llamado Sábados Continuados que conducía el popular Antonio Carrizo. El animal fue acompañado desde nuestra ciudad por Luis Lagana, Antonio Tomiello, Antonio Miconi, Rosario Marino, Héctor Delle Ville, José María Prado y Alberto E. Rivas.
A mediados de octubre de 1967 Carniquicho dejó de aparecer en el Centro y el 17 de ese mes se confirmó que había muerto en Los Hornos, provocando una enorme congoja entre sus centenares de “amigos”.
Pocos días después, el actor y escritor platense Ricardo Ibarlín le dedicó el poema “El perro muerto”, publicado en la sección literaria de EL DIA.
UN “SUCESOR” Y FALUCHO
En octubre de 1987 otro perro se afincó una semana en 7 y 49 y un día ingresó a La París avanzando hacia el mostrador de las medialunas; se contuvo al animal y la policía lo llevó a la sección de Infantería de 1 y 59, en donde varias jornadas después fue rescatado por miembros de APADA y trasladado al refugio de la entidad del camino Vergara de Ensenada.
Por otra parte, el 15 de agosto de 1964 murió en la estación de 1 y 44 un perro negro conocido como “Falucho”, luego de permanecer infructuosamente durante seis años en la terminal ferroviaria esperando el regreso de su dueño, un hombre que vivía en 43 entre 2 y 3 y que viajaba diariamente en tren hacia la zona de Río Santiago donde trabajaba.
Falucho iba todas las tardes a esperar a su amo, pero un día de 1958 éste falleció en un accidente laboral; el perro fue a esperarlo al andén habitual, donde se quedó, hasta su muerte, durante más de un lustro en el que fue alimentado y cuidado por empleados ferroviarios.
El 29 de abril de 1980 en el hall central de la Estación, los dirigentes de APADA realizaron un acto en memoria de Falucho con una asistencia de medio centenar de personas, oportunidad en la que el Poeta Juan Rampini recitó un poema de su autoría alusivo a ese perro.
PERROS HABLADORES
El domingo 3 de junio de 1979 en la revista Imagen Platense publicada por EL DIA, apareció una simpática y amplia nota, con fotos incluidas, en la que se daba detallada cuenta de la existencia en un comercio de 51 entre 4 y 5, propiedad de la señora Adriana, de dos perros de la raza Toy Terrier de color té con leche que “hablaban”, cuestión de la que fueron azorados testigos tanto el periodista como el reportero gráfico que realizaron la entrevista.
Los perros eran Igor de 9 años e Iván de 2 y pronunciaban con claridad, entre otras palabras cortas, “agua, hola, gol”.
Adriana contó que la madre de Igor “también hablaba cuando teníamos el negocio en 7 y 520”. Y efectivamente, por Canal 9 había sido emitida años antes una nota en la que esa perrita que murió cuando nacieron sus cachorros, decía unas pocas palabras y que además “cantaba” al dar aullidos muy largos y con extraños cambios de modulación, pero que no se correspondían con melodía alguna.
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