Sin un plan ni un líder claro para hacerle frente a Trump

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Los demócratas gastaron miles de millones de dólares para advertir a los votantes de EE UU que Donald Trump representaba una amenaza inminente para la democracia, que sus políticas económicas únicamente beneficiarían a sus amigos ricos, y que, literalmente, era un fascista. Al final, eso no le importó a los votantes, o si les importó, no tuvo relevancia.

Y ahora, después de la contundente derrota de Kamala Harris, los demócratas se enfrentan a una segunda presidencia de Trump sin un líder claro, un plan definido o un consenso sobre qué fue lo que salió tan mal en las elecciones de 2024. “Creo que es necesario hacer una limpieza, existe la necesidad de que surja una nueva generación de líderes”, dijo el representante Ro Khanna, uno de los pocos demócratas con ambiciones presidenciales que habló sobre el futuro del partido el miércoles. “Necesitamos un nuevo concepto, nuevas ideas y una nueva dirección. Y, ya sabes, el orden establecido produjo un desastre”.

Trump va en camino de convertirse en el primer republicano en dos décadas en ganar el voto popular.

 

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