Jubilados y mayores de edad indefensos frente al delito que los acosa en la Región

Desde el punto de vista de la acción delictiva en nuestra región, el año que termina se caracterizó por un verdadero ensañamiento de los delincuentes con las personas mayores de edad, sometidas a asaltos violentos en sus casas o en las calles, a robos, estafas y otras figuras penales en las que terminan como víctimas y muchas veces duramente golpeados. Esto último, si las consecuencias no resultan ser más lamentables, por no calificarlas de trágicas.

Prácticamente no corre jornada en la que dos o más hechos delictivos no sean cometidos contra ellos, tal como las crónicas policiales lo reflejan día tras día.

La recurrencia de los asaltos en perjuicio de personas mayores no sólo constituye un motivo de justificada alarma, sino que la incapacidad policial demostrada hasta ahora para neutralizar esta oleada violenta que se ensaña con la franja más indefensa de la población, debiera causar no sólo una profunda preocupación sino la puesta en práctica de políticas específicas, tanto investigativas como preventivas para ponerle un freno a esta creciente situación de inseguridad.

En las últimas horas una pareja de adultos mayores fue asaltada en su vivienda ubicada en la cuadra de 22 entre 66 y 67. Luego de amedrentarlos y golpearlos, los ladrones se llevaron un anillo y 10 mil pesos. El robo fue violento y se concretó en horas de la noche cuando un par de delincuentes ingresó al hogar por la ventana que da a la vereda.

Armados con sendas pistolas, los intrusos obligaron a la pareja a tirarse al piso, exigiendo que les entregaran “todos los dólares”. Aterrorizada, la mujer imploró por la seguridad de ella y de su esposo. Les dijo que eran jubilados y que no tenían dólares, iniciándose a partir de allí la pesadilla habitual: casa revisada y revuelta, amenazas, golpes, aunque afortunadamente el episodio concluyó con la fuga de los delincuentes con ese botín.

En la crónica realizada por este diario se puso de relieve que dos días antes había ocurrido un episodio similar en el barrio de Gambier.

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El estado de indefensión que padecen los adultos de mayor edad en nuestra zona no puede ser más preocupante. Se sabe también que, lamentablemente, algunos de los mayores asaltados perdieron la vida por defender a sus parejas, a sus hijos y nietos, dejando siempre testimonio de un ponderable heroísmo.

Otros no pudieron soportar la tensión que generan los asaltos y fallecieron por la impresión, a causa de infartos.

Por razones que sería largo detallar, pero que son fáciles de imaginar, los jubilados y mayores de edad se encuentran mas expuestos al delito y, sobre todo, a modalidades igualmente nocivas como las estafas digitales y cuentos del tío.

Sin perjuicio de confiar en que exista un mayor celo policial en esta cuestión, hace unos años, desde un organismo del Estado, se intentó algo. Fue así que el Instituto de Previsión Social desarrolló ciclos de charlas preventivas, ofreciéndose recomendaciones a los mayores de edad sobre los mejores modos de actuar para evitar estos episodios.

Ahora, desde hace años, no se conoce que exista ninguna iniciativa en curso en las áreas oficiales o, inclusive, en el sector privado, destinada a promover los mecanismos y estrategias de prevención que puedan emplear los mayores de edad.