Libertario hiperpolítico

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Carlos Fara

Si un presidente no se piensa tomar vacaciones, es lógico esperar que los analistas tampoco se puedan distraer. Por eso es que estamos viendo mucha más política de lo que pensamos, aun teniendo en cuenta que no hay vaivenes económicos, y en todo caso son favorables.

Esto nos lleva a una reflexión bien interesante sobre un mandatario “anti política”. Porque, en el afán de imponer una permanente agenda de profundos cambios, el león está siendo un líder hiperpolítico. Llevar a discutir a la sociedad cada centímetro del Estado y cada regulación preexistente, no hace más que contribuir a que la sociedad esté sujeta a muchos debates que la conmueven. Después puede decidir si dichas discusiones le importan mucho o poco, pero que las hay, los hay. Como las brujas...

Este presidente antipolítica e hiperpolítico al mismo tiempo, es mucho más conmovedor -según el diccionario “perturbar, inquietar, alterar, mover fuertemente o con eficacia a alguien o algo”- que el descafeinado Macri, con su impronta de “nosotros no tememos relato”. Milei lo tiene, y vaya si lo tiene.

Por eso está llevando a la ciudadanía a discutir sobre cosas que no quería o no sabía si eran relevantes. Por eso genera pasiones, marca agenda permanente y tiene más probabilidades de cambiar el sistema de valores que la mayoría. Como el kirchnerismo en su momento. Y por todo eso el PRO puede quedar licuado, preso de su “no narrativa”.

Este gobierno es curioso, aunque más no sea por lo creativo, además de lo audaz. Se suponía que iba a desarrollar un contrapunto (¿pautado? ¿Pactado?) con Cristina para marcar el blanco - negro de la política argentina. Pero el minué quedó en el freezer porque no pueden avanzar con el tema Lijo, y a partir de eso con el resto del paquete en danza. Muchos se preguntan si dicha estrategia de elegir a “la jefa” como la contrincante favorita no es un error.

Estrategia

Parece que la estrategia de entrarle a los otros líderes por la puerta trasera puede convertirse en un hit. Así se lo está parlando a Frigerio para concretar la alianza en Entre Ríos, dentro del PRO. ¿Cómo se llama la obra? “Mauricio, tenés la manzana rodeada”.

Porque cuando un comandante en jefe no puede evitar que sus generales con mando de tropa saquen conclusiones distintas por conveniencias diferentes, entonces el líder se queda sin ejército en la práctica.

Pero tratándose de una interna de la Ndrangheta, cada uno siempre tiene un cuchillo escondido en algún rincón del cuerpo para tajear al contrario. En este caso el ex Emir de Cumelén movió la ficha de la elección adelantada local en la CABA. Los Macri no podían quedarse de brazos cruzados mientras los bárbaros iban montando escaleras sobre los muros de su ciudadela.

Con lo cual, ahora obligan a la LLA a decidir toda la jugada estratégica en el distrito, que al mismo tiempo será la pieza clave del dominó 2025. Entonces, si Frigerio arma la suya y el primo adelanta, queda por ver qué hará el prematuro desafiante Torres en Chubut, quien arrancó a lo macho mexicano y después fue guardando la mandolina.

El patagónico tiene varios problemas: 1) es del PRO, 2) Karina lo odia, y 3) tiene en su distrito a uno de los dos candidatos a gobernador que más votos sacó en 2023 por capital propio y no por arrastre libertario.

En este caso se trata de César Treffinger. El otro es, nada más, ni nada menos, que Martín Menem. Mientras tanto, Milei defiende a Ritondo, pero sus compañeros de partido no (“Viste Cristian que los macristas son unos desagradecidos...”).

El dinero que no se usó

Un último “temita” que pasó muy desapercibido es la decisión del PEN de pedirle al área de obras públicas que gire a la Tesorería el dinero que no usó durante el año. Se trata de la friolera de 1 billón de pesos (casi US$ 1.000 millones).

Eso significa que al presidente no solo quiere mostrar que la motosierra sigue muy activa sino que además quiere terminar con el famoso club de la obra pública mediante la eliminación del registro nacional de constructores. Puede ser revolucionario... o no. Dependerá de si el club cierra sus puertas, o cambia la composición de su masa societaria.

Los ministros podrán tener vacaciones -acotadas- pero el “trompa” seguirá a cargo del boliche sin parar. El “trompa” es un libertario hiperpolítico.

 

 

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