Sin avances en el tema de una plena igualdad de géneros en el país

Edición Impresa

Ha transcurrido otro año sin que en nuestro país haya avanzado hacia una plena igualdad de género, en lo que constituye una realidad negativa no sólo evidenciada por los casos de violencia familiar y extrafamiliar que se presentan sino, también, por la persistencia de causales que siguen colocando a los derechos de la mujer por debajo de los varones.

En lo que se refiere a la irradiación de este tipo de violencia en perjuicio de las mujeres, debe señalarse que pese a los avances culturales experimentados, los fríos números continúan poniendo en rojo la vigencia de ese fenómeno.

No han descendido –y si lo han hecho es en proporciones ínfimas- la cantidad de causas penales, las víctimas los imputados y sigue siendo el hogar, lamentablemente, el escenario propicio paa estos episodios cuya mayor y peor expresión se traduce en los femicidios.

Un trabajo detalló la cantidad de causas, el tipo de delitos, las víctimas, los imputados, los hechos y los lugares en donde se cometieron, entre otros aspectos mencionados y analizados. Como se ha dicho, La Plata encabeza el listado de cantidad anual de homicidios de mujeres.

Tanto los datos colectados como la experiencia reunida por los tribunales penales y de familia ponen de relieve que en la mayoría de los casos las víctimas de los femicidios tenían relación o vínculo previo con los autores de los crímenes, que fueron casi siempre la pareja o expareja de la mujer asesinada o golpeda.

Lo que ocurrió en 2024 como en años anteriores vuelve a dejar en claro que debe consolidarse en el país una cultura que apunte a lograr un mayor respeto a la plena igualdad de las mujeres, tal como lo afirman conocidos juristas.

Un ejemplo sencillo de esa falta de vigencia puede presentarse cuando la Justicia dicta la llamada perimetral para el agresor de su pareja –impidiendo así su acercamiento- y el Estado supone que con esa declaración formal ya cumplió su misión, cuando la realidad enseña que muchas veces esa medida es violada sin que las víctimas reciban protección efectiva. Asimismo, las mujeres sufren otra clara muestra de discriminación cuando reciben sumas pecuniarias muy exiguas, inclusive a pesar de que sus exparejas dispongan de vastos recursos.

El atraso mayor, como se ha dicho, parece seguir estando en el plano cultural, con una sociedad que aún no ha comprendido los diversos grados de violencia y discriminación que siguen acechando y segregando a las mujeres.

Pese a que se han dado pasos positivos, persisten sin duda errores y omisiones en las estrategias educativas y sociales para combatir la violencia de género.

Es verdad que falta mucho para llegar a la vigencia de una nueva visión sobre el tema y, seguramente, corregir algunos rumbos institucionales. Pero pareciera imprescindible que se consoliden valores a partir de una educación temprana sobre los niños y jóvenes, tanto en el seno de las familias como, fundamentalmente, en las escuelas, que sea comprensiva de lo que hace falta para igualar totalmente los derechos y garantías de las mujeres y los varones.

Aquí, como en pocos otros temas, rige el principio de que lo que se aprende o desaprende en la infancia suele quedar para siempre.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE