Desdoblar las elecciones

Impulsar cuanto antes la postergada reforma electoral de la Argentina en busca de modernizar y transparentar los mecanismos de representación constituye uno de los desafíos más perentorios para la vida institucional del país.

Cuestiones como el tipo de lista utilizada o el desglosamiento de los comicios en los distintos órdenes –nacional, provincial y municipal- y ya en lo específicamente comicial, el voto electrónico que permite seleccionar candidatos a través de una pantalla táctil, tantas veces experimentado pero solo puesto en vigencia en algunos pocos distritos, conforman modificaciones que contribuirán a mejorar en forma sustancial la posibilidad de selección efectuada por los ciudadanos y a darle mayor claridad al acto de votación y al escrutinio.

En cuanto a separar los comicios bonaerenses de los de Nación –y aquí debe consignarse que a mediados del año pasado funcionarios de la Provincia hicieron conocer la probabilidad de adelantar las elecciones de renovación legislativa del año próximo- podría traducirse en una alternativa positiva para la población y para la reclamada modernización de un sistema electoral como el argentino, necesitado de reformas profundas.

Cabría recordar que en las últimas elecciones nacionales, fueron quince las provincias que las desagregaron del comicio nacional, a saber las de Córdoba, Río Negro, Neuquén, La Pampa, Misiones, Jujuy, Salta, San Juan, Tucumán, Entre Ríos, Mendoza, San Luis, Santa Fe, Chaco y Tierra del Fuego. En cambio, en siete provincias (Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Formosa, La Rioja y Santa Cruz) mantuvieron atado el futuro de sus autoridades locales a la elección nacional.

En la región pampeana, la única jurisdicción en la que los comicios coinciden con los nacionales es la nuestra, y eso no puede discutirse que es un factor que incide en que los debates y cambios de idea sobre la provincia ocupen un menor espacio que en Córdoba o en Santa Fe. En ambas, las elecciones de gobernador no coinciden con las de presidente. Es inexplicable que los políticos bonaerenses no hayan reparado en esa situación, que produce la ausencia del imprescindible debate sobre los problemas que afligen a sus pobladores.

Si bien se habla de lógicas posturas electoralistas, derivadas de cuestiones que son coyunturales y por lo tanto efímeras, lo que importa señalar es que el fondo de esta propuesta se relaciona de manera directa con el mayor o menor grado de participación popular en el abordaje de los asuntos específicamente provinciales o municipales que se juegan en estos comicios. Está claro que en una elección que sea de alcance local cada elector se encuentra más informado.

El desdoblamiento de elecciones provinciales y municipales debería ser ponderado, también, a la luz de los crecientes grados de autonomía que pueden otorgar estos comicios desagregados. El mayor conocimiento de los electores con los problemas y también con los candidatos que se postulan son factores que transparentan la vida democrática.

Cabe recordar que la Constitución bonaerense, en su artículo 144 inciso 7, habilita legalmente a esta alternativa: “Convocar al Pueblo de la Provincia a todas las elecciones en la oportunidad debida, sin que por ningún motivo pueda diferirlas”, dice esa norma.

Tal como se ha dicho siempre en esta columna, las elecciones desagregadas permitirían que ciudadanos sin pertenencia a las grandes estructuras partidarias puedan tener un mayor acceso a las contiendas electorales en sus propias comunidades y que la ciudadanía centralice su atención en esa campaña que, por ser autónoma, pasaría a tener una mayor gravitación.

Desdoblar los comicios con Nación, en ese sentido, podría ser una contribución valiosa. Entre otras cosas, se alentaría de ese modo un mayor protagonismo, no sólo de los candidatos a la Legislatura, a intendentes y también que aspiren a ocupar las bancas de los concejos deliberantes y consejos escolares. Habría un mayor espacio para que expongan sus propuestas.