No es inofensiva la batalla de pintadas en la Ciudad entre hinchas de fútbol
Edición Impresa | 17 de Febrero de 2024 | 02:08

Una vez más quienes dicen ser hinchas de fútbol y seguidores de Estudiantes y Gimnasia decidieron desde hace unos días intensificar las pintadas en paredes de todos los barrios, con leyendas que preanuncian la posibilidad de agresiones, en el contexto del partido que disputarán ambos clubes el 25 del corriente mes.
Como se sabe, esta costumbre se inició hace unos diez años y, al principio, se limitaba a dejar estampados los colores de ambas instituciones. Más allá de los perjuicios para los frentistas, se trataba entonces de un inofensivo modo de expresar una adhesión deportiva.
Sin embargo, con el paso del tiempo y el crecimiento de la violencia en el fútbol, algunas de las pintadas se convirtieron en una suerte de desafío cargado de amenazas y agravios. Lamentablemente, esos grafitis se vieron correspondidos luego en la realidad por bataholas callejeras desatadas entre barrabravas de ambos clubes.
Tal como se destacó ayer en este diario, ahora se puso de moda tapar o vandalizar los escritos de los rivales. El domingo por la noche casi se cruzan grupos de ambos clubes en 1 y 60, un territorio que los tiene muy cerca de sus lugares natales y que es foco de disputa desde hace un tiempo.
En verdad que los frentistas y todos los vecinos de La Plata no merecen en absoluto el despliegue irracional de violencia. Y lo cierto es que, hasta ahora, las autoridades policiales no han podido -si es que alguna vez lo intentaron- prevenir estos desbordes, que se inician con las pintadas y que después pueden terminar con gente herida en los hospitales.
También se dijo en estas columnas, en reiteradas ocasiones, que los vecinos ya no saben qué hacer frente a los perjuicios que sufren sus frentes y, ahora, la proximidad del clásico volvió a instalar un tema al que nadie le supo poner límites.
Se conoce desde hace años que existe una suerte de endémica disputa de espacios por parte de grupos de ambos clubes, que pintan con sus colores los árboles, los frentes de algunas casas, los cordones e inclusive graban leyendas agresivas o dibujan escudos de ambas instituciones en las calzadas platenses. En algunos casos puede tratarse de burlas inofensivas. Pero en otros, lamentablemente, no, ya que sirven para desencadenar “represalias”.
La oleada de grafitis supuestamente futbolísticos que padece La Plata reclama, por lo pronto, una reacción de las autoridades, que debieran frenarla. Lo cierto es que son muchas las leyendas con amenazas que nada tienen que ver con el deporte.
Está claro que la violencia en el fútbol debe ser extirpada de raíz y que, de una vez por todas, lo que corresponde es evitar el accionar delictivo de los barras, tanto en los estadios como en los demás lugares en donde suelen prestar, como se sabe, “servicios especiales” y en donde cuentan con inexplicables respaldos de personas que se dicen influyentes.
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