Vandalismo extremo en Ensenada: buscan hasta debajo de la alfombra

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Los robos con la modalidad escruche continúan recrudeciendo en varios sectores de la Región. Prueba de ello es la situación que le tocó vivir ayer por la madrugada a una vecina de Ensenada que, luego de tomarse un momento para disfrutar junto a sus amigas, terminó sufriendo un verdadero mazazo cuando retornó a su morada y se encontró con todo revuelto y varios faltantes.

Según trascendió, un monto de dinero, alhajas con un alto valor simbólico y varios dispositivos electrónicos, pasaron a manos de al menos dos ladrones, que emplearon la modalidad que encabeza la lista del delito en la Región: el escruche.

Si bien estos episodios se caracterizan por ser cometidos de día, cuando las víctimas se encuentran abocadas a sus ocupaciones diarias, en esta oportunidad los delincuentes aprovecharon que la víctima se ausentó de su domicilio ubicado en la zona de 124 y 531 y se colaron en su vivienda con fines de robo.

Se tiene certeza que la operación fue ejecutada a la medianoche del sábado y la madrugada del domingo, cuando retornó a su hogar y se encontró con el desastre.

No solo la perturbó el desorden mayúsculo que halló sino también los actos de vandalismo con los que se encontró. Además de paredes rotas y rejas dobladas, los ladrones llegaron a levantar la alfombra de la casa, muy probablemente con la convicción de que allí hallarían algo de valor.

Al ver tan desolador panorama, casi de forma instintiva, acudió al lugar en el que tenía guardados sus ahorros y las joyas de oro que había heredado de sus abuelos.

Así descubrió que en el recipiente que usaba de “caja fuerte” no quedaba ninguno de los billetes que tenía atesorados. Tampoco las cadenitas y anillos que habían pertenecido a sus antepasados.

En medio de aquella desolación, comenzó a preguntarse cómo habían ingresado a su casa. Pocas eran las conjeturas que podía sacar la mujer en medio del caos.

La dantesca escena del desorden, se entremezclaba con la profunda angustia que sentía al repasar una y otra vez en su fuero interior, que en un lapso de poco más de 5 horas, se habían esfumado por completo las decenas de horas que le había dedicado al trabajo.

Pero sin lugar a dudas el golpe más duro lo recibió cuando descubrió que se llevaron su principal herramienta de trabajo, una notebook.

 

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Ensenada

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