Trámites como la obtención del carnet y la VTV son cada vez más complejos

“Una vez más el trámite de obtención de la licencia de conducir se ha convertido en un verdadero suplicio para quienes buscan obtenerla, ya sea por primera vez, por una pérdida o una renovación. En esta oportunidad se formaron filas interminables en 20 y 50, sede de la secretaría de Control Ciudadano y una de las escasas bocas de expendio en la Ciudad de esos documentos indispensables para conducir vehículos automotores”.

Tales consideraciones, que mantienen plena vigencia, fueron formuladas el 16 de julio de 2022 en esta columna a partir del verdadero calvario burocrático en que se había convertido el trámite para obtener o renovar la licencia de conductor.

Casi dos años antes, el 7 de octubre de 2020, se dijo también: “Desde hace muchos años se reflejaron en estas columnas reclamos y consideraciones acerca de los trastornos que diariamente deben enfrentar centenares de personas para obtener la licencia de conducir en La Plata, ya sea en la oficina municipal de 20 y 50 o en las delegaciones habilitadas. Aglomeraciones, idas y vueltas a otras oficinas, búsqueda de certificados, pagos en ventanillas lejanas caracterizan a este trámite desde siempre.

Ahora, en la edición de ayer, se reflejaron protestas por las extensas demoras que existen para entregar finalmente el carnet de conductor, a quienes realizaron el trámite completo e, inclusive, aprobaron el examen práctico, ya que por falta de plásticos se demora hasta casi dos meses la entrega de la licencia habilitante.

Según se detalló en este diario, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), que es la responsable de ese suministro, anunció que regularizará en los “próximos días” la entrega de insumos en todo el país para la impresión y emisión de la licencia nacional de conducir.

La información se produjo en un contexto marcado por reclamos de conductores en esta Ciudad y diversos puntos del país por las demoras. Hace varios meses que se habla de una “pronta normalización” en las entregas.

En algunas ocasiones, por la pandemia. En otras, por “caídas del sistema”. Ahora por falta de plástico para imprimir las nuevas credenciales, que son reemplazadas provisoriamente por una certificación digital para instalar en Mi Argentina.

En este último caso, algunos platenses se preguntaron “¿qué pasará si nos detiene un destacamento policial en el interior en lugares donde no hay señal?”.

Sea como sea, la burocracia tropieza no una sino muchas veces con las mismas piedras. Lo cierto es que tanto la obtención de un registro de conducir como la concreción –en otro trámite relacionado a la tenencia de un automóvil, como es el de la Verificación Técnica Vehicular (TV)- se han convertido en dos verdaderos suplicios. En este caso, sólo la obtención de un turno para realizar la revisión se convirtió en un quebradero de cabezas.

En el caso de los mayores de edad, ambos trámites, es decir las renovaciones del registro y la VTV- deben concretarse en forma obligatoria una vez al año, de modo que las penurias de siempre se reiteran cada doce meses. En muchos casos para personas que, pese a que cuentan con solvencia física y mental para conducir un vehículo, se ven obligados a superar largas demoras y a gastar salud en embotellamientos y concreción de múltiples trámites, además de tener que enfrentar costos de tramitación cada vez más elevados.

Pasan los años y también las décadas, se suceden las distintas administraciones y sigue sin encontrarse salida para las múltiples gestiones que deben encararse ante el Estado, incapaz, por lo visto, de extender licencias o comprobantes o revisar un vehículo mediante procedimientos que no se hayan convertido en un laberinto para hombres y mujeres de toda edad.

Se trata, tan solo, de simplificar, sobre todo a partir de la tan mentada digitalidad que, sin embargo, pareciera complejizar más las cosas. Lo que, en cambio, correspondería es que se eviten complicaciones como, por ejemplo, la obtención de certificados y constancias que el Estado ya posee, sin dejar de mencionar la necesidad de que exista una mayor consideración y más presteza en la atención al público.