"Cross Dreamers": del secreto a la liberación

Soledad Velasco pasó años desvelando un mundo oculto: “Cross Dreamers”, estrenada ayer en el Cine Gaumont, es el primer documental realizado en Argentina sobre el crossdressing, una práctica mucho más frecuente de lo imaginado, realizada principalmente por hombres que, más allá de su orientación sexual, desean transitar la feminidad. 

Pero una práctica realizada a escondidas: el miedo al juicio de amigos, familiares, el entorno, les fuerza a que sea hecho en secreto, incluso con vergüenza. Velasco, que explica que mientras algunas practican crossdressing porque disfrutan de ese ir y venir entre lo masculino y lo femenino pero para otras es el primer paso hacia una transexualidad, buscó entrar en confianza con el colectivo y capturar las historias humanas detrás de esas noches veladas, “buscando mostrar qué pasa cuando la sociedad estigmatiza tanto algo”. 

Pero “ellas no querían saber nada”. “Me decían que me contaban todo pero que no les pidiera que aparecieran en cámara: el espíritu del cross dressing era casi el de una doble vida, era algo que hacían a escondidas de sus familias y de sus hijas”, explica la cineasta, en diálogo con EL DIA.

Guionista de la serie sobre el ARA San Juan que puede verse en Netflix, Velasco cuenta que fue pasando el tiempo, ella fue conociendo el universo, sumergiéndose en él, y así consiguió ir ganando la confianza de las protagonistas de “Cross Dreamers”, Ornella, Mabel, Mirna y Paula. Pasó, con el correr de los años, de una mirada “incluso crítica”, confiesa, donde esperaba encontrar una explicación a “por qué se escondía eso, a sus propias parejas”, hasta comprender que esas noches, una vez por mes, en que se juntaban, se vestían e iban a un evento especial, “no lo compartían con sus familias porque ni siquiera pensarlo, por el miedo a la mirada del otro. No es que quisieran traicionar, vivir a escondidas, no elegían eso por un deseo, era una imposibilidad, mucho miedo al rechazo, a que sus hijos se enojen, a perder a sus compañeras. Fui entendiendo, fui descubriendo lo que las atravesaba”.

Fue un trabajo paciente de Velasco, hasta formar ese lazo cercano, de confianza, hasta conseguir que se abrieran, que no desconfiaran del que viene de afuera a entender,incluso a exponer, un proceso largo para “poder explicarles que no era algo periodístico, informativo, que quería contar algo buscando empatía, intentando mostrar qué pasa cuando la sociedad estigmatiza tanto algo que le puede arruinar la vida a las personas que lo hacen”.

Y como en toda apertura, el proceso fue de ida y vuelta: “La película también hizo un trabajo en ellas, que se empezaron a preguntar qué pasaba si se animaban, si se abrían a la oportunidad: creo que encontraron un cauce de salida en esa escucha”, afirma Velasco.

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Allí, cree, hay algo que hizo que la película, en su estreno hace dos años en el Festival de Cine de Mar del Plata, generara especial emoción en la audiencia: “Hay algo emotivo en ver la liberación de una persona, en ver cómo alguien logra dar vuelta su angustia y la transforma en goce sobre el propio ser”.

- Tus protagonistas tienen una edad parecida, ¿encontraste en el crossdressing un componente generacional?

- Sí, totalmente. Si hubiera sucedido hace 10 años, el documental no hubiera sido posible, pero ellas, algunas, evidentemente, ya habían empezado a movilizar algo adentro, y por eso las pude filmar. Pero esta es una película que no tendría con chicos de 20 años, en la sociedad en la que vivimos hoy. Pero no estamos exentos a volver a un contexto opresivo, más conservador, que vuelva a generar que haya chicos o chicas que elijan callar, no ser quienes quieren ser. Las protagonistas tienen entre 50 y 65, el universo cross es más o menos de esa generación: la película habla de gente que se crió con otra realidad, y les es imposible aceptarse a ellas mismas. Porque ya ni siquiera es solo el entorno: ellas mismas no se permiten a sí mismas ser eso, dicho por ellas, se creen monstruos, no pueden creer lo que les pasa.

- Hablás de tiempos que pueden volver. Hoy en día se discute mucho el cine documental que se hace sobre ciertas temáticas, con apoyo del INCAA…

- Totalmente. Hacer esta película, que el INCAA haya apostado por este tipo de relato, es una decisión política, no es algo natural. Y sí, no sabemos como sigue la historia en este sentido: estamos atravesando un momento triste, y no sabemos si lo vamos a superar o no. El estreno, en ese sentido, es estar en el cine y resistir, contar que todo esto fue posible gracias a un Instituto de Cine. La cultura es la que teje nuestra historia, nos representa: una chica cross me dijo “jamás me había visto representado en el cine”. A veces no nos damos cuenta que falta representatividad de círculos marginados, y no valoramos la importancia del cine para estos núcleos. No nos podemos desprender de todo eso: el Estado presente dio la posibilidad de financiar una película que no va a ser comercial, pero es una película necesaria, como tantas que se hacen.