La odisea de los hinchas del Pincha: de milagro salió bien
Edición Impresa | 22 de Abril de 2024 | 03:17

Los hinchas de Estudiantes volvieron a La Plata o a sus hogares en otras zonas de la Provincia muy felices. No quedaron dudas, por el triunfo, la actuación de su equipo y por la “batalla ganada” a Chiqui Tapia, el presidente de la AFA de Barracas Central y quien hizo todo lo posible desde su lugar para equiparar las diferencias entre unos y otros.
Desde la semana pasada que los hinchas, tal cual lo reflejó este medio, no querían saber nada con jugar en el estadio de Platense. Y tenían razón. No fue el escenario indicado para un partido de tal envergadura y por suerte no sucedió ninguna tragedia, salvo algunos desmayos y personas que se marcharon de la tribuna por la incomodidad sufrida.
En la popular Cozzi, que 40 minutos antes del inicio del partido estaba abarrotada de hinchas, ingresaron más de 7.500 personas. Una barbaridad porque de ninguna manera podían hacerlo tantas personas teniendo en cuenta las medidas diminutas de la estructura. Al menos le sobraron 2 mil personas a ese sector y por eso los organismos de seguridad tuvieron eliminar el “pulmón” sobre el costado de la platea oficial y también abrir el alambrado para que unas centenares de personas pasaran de la popular a la platea.
Pero además de venderse más lugares de los disponibles, a ese sector llegaron muchísimos hinchas que tenían entrada en el sector de Barracas Central. Al menos así lo testificaron varios hinchas que padecieron el hacinamiento.
Algo similar sucedió en la platea: entraron más hinchas de los permitidos. Por un lado todos los que saltaron de la popular y los que entraron por portón cuando se cerró la cabecera por falta de espacio. A tal punto que se tuvo que habilitar el codo entre la platea y la popular local, el sábado ocupada por los hinchas de Barracas Central.
En total hubo cerca de 15 mil personas en los dos sectores destinados a los hinchas de Estudiantes. Fueron 11 mil los boletos que la propia Liga sacó a la venta y otros miles que lo hicieron con boletos que no correspondían a ese lugar. Si alguien quisiera investigar encontraría muchas irregularidades. No era el estadio ideal para un partido así.
La salida fue un caos. Desde los parlantes se pidió a los de Estudiantes que esperasen hasta la desconcentración de los de Barracas, pero fue imposible retenerlos en un lugar así. Se abrieron las puertas y la multitud salió por la calle Virrey Liniers hasta Bogado, por donde salieron todos. En esa intersección hay un puente peatonal para cruzar las vías que no se derrumbó de milagro. Otra vez el fútbol no estuvo a la altura organizativa pero por suerte no hubo víctimas.
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