Dejó crecer al modesto rival y eso ya lo describe

Estudiantes, desacostumbrado a tener que convivir con un piso de rendimiento tan bajo, transita un momento flojo el cual se ve claramente reflejado en los partidos consecutivos (cinco) que lleva sin ganar.

La preocupación ha entrado en escena sin pedir permiso y eso ocurrió porque el semblante general ha perdido confianza, seguridad y eficacia en todas las líneas. Verlo bien a Javier Correa no significa que el ataque esté en un buen momento. Su mérito es individual y el bajón abarca a una situación que, sin dudas, tiene su punto de origen en el mediocampo.

Sin haber perdido (el empate en Talcahuano no es en sí mismo un mal resultado), la criatura tutelada por Eduardo Domínguez perdió la forma de equipo bravo que parecía haber acuñado como parte de su idiosincrasia.

El día que Santiago Ascacibar cayó en la bolsa de los flojos rendimientos, la formación lució extraviada. Haber permitido que Huachipato, modesto rival, creciera como lo hizo en el segundo tiempo, define y describe la grisácea actualidad de quien debe revisar varias cuestiones.

Estudiantes, aunque nadie lo exprese públicamente, se pregunta puertas hacia adentro si no ha caído en algún exceso referido a la vuelta al club de varios consagrados.

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Hoy José Sosa y Enzo Pérez no están jugando como se los necesita y, lógicamente, repercute en una precaria gestación de juego asociado de mitad de cancha hacia adelante.

Si a estos se les suma otros rendimientos bajos (Meza y Mansilla no se han estabilizado y Méndez dejó pasar la oportunidad que le presentó la ausencia de Guido Carrillo), el diagnóstico se acerca a un toque de atención indisimulable.

En esta coyuntura, el director técnico debe ponerse en primera fila. El mismo conductor de grupo que tantos elogios (merecidos) escuchó, hoy no está encontrando las mejores respuestas que saquen al León del bache donde ha caído.

Las miradas críticas ya lo están involucrando como protagonista de una situación que genera incertidumbre.

de menor a mayor y con Romero como estandarte de su carácter

A Estudiantes le costó el tramo inicial del partido y le llevó algo más de veinte minutos hacer pie en el suelo chileno.

Una vez que se acomodó mejor en el mediocampo, donde Sosa y Enzo Pérez no pudieron sobresalir ni ser determinantes en el armado del juego, empezaron a mostrarse como baluartes Zaid Romero y Javier Correa. El zaguero fue el abanderado de la garra Pincha y el delantero, su hombre más peligroso.

La gestación del primer alarido Pincha en esta edición de la Libertadores pareció una joya que se desmarcó de lo ocurrido en un trámite bastante ordinario.

La preciosa habilitación de Tiago Palacios para la corrida de Javier Correa casi que obligó al mejor delantero del campo a elaborar una resolución que estuviera a la altura de semejante habilitación. Y así fue, la apertura del marcador fue hermosa de punta a punta.

variantes que hicieron ruido y que no aportaron soluciones

Los ingresos de Fernando Zuqui por Tiago Palacios (eligió sacar de un trámite intenso a uno joven en lugar de relevar, por ejemplo a José Sosa) y de Franco Zapiola (no le salió ni una bien), hicieron ruido y acentuaron el repunte de los dirigidos por el argentino Javier Sanguinetti.

Que Estudiantes haya sentido alivio con el pitazo final enfrentando a un oponente de estas cualidades debiera arrinconarlo en un ejercicio autocrítico tan honesto como severo.

El sueño copero recién ha comenzado y el equipo no cayó del otro lado de la cordillera; tiene todo para ajustar lo que está flojo y recuperar los rasgos que lo elevaron al escalón de los mejores equipos del país. Sigue siendo un rival durísimo para cualquiera, pero hoy no está bien.

A horas de iniciar su tercer mandato como presidente del club, Juan Sebastián Verón está elaborando conclusiones igual que la mayoría de los socios. Estar compitiendo en el máximo escalón continental le demanda una reacción que se anticipe al escenario que ninguno de sus hinchas quiere transitar.

Estudiantes puede jugar mucho mejor de lo que se observó anoche. Lo venía haciendo hasta que empezó esta racha antipática por donde se la analice.

El recambio del final de la anterior temporada lo afectó y queda expuesto que está teniendo inconvenientes para disimularlo.

Absolutamente nada es grave ni terminal. Es fútbol y se trata de tomar mejores decisiones. Las próximas semanas cautivarán el interés de toda la familia albirroja.

Con pase notable de Palacios y hermosa definición de Correa, el primer alarido de la Copa fue esencial

Nunca pudo tener el control del partido. El bajón colectivo es evidente y el DT falló en los cambios