Escruchantes sacaron una casa por la ventana

Los casos de inseguridad continúan ganando terreno en el casco fundacional con golpes cada vez más redituables para los hampones. Sin importar el tipo de modalidad que se aplique, la Ciudad continúa siendo un paraíso para las pretensiones de motochorros, escruchantes y hampones especializados en entraderas y asaltos nocturnos.

Entre las modalidades delictivas que más golpean a los platenses, están los temidos escruches, que no por ausencia de contacto directo con los ladrones, se evita sus dramáticas consecuencias.

Se sabe que en estos tiempos complejos, con los valores de los distintos elementos que habitualmente se encuentran dentro de una casa de familia, disparados a niveles estratosféricos, cualquier tipo de desapoderamiento implica un daño enorme. Eso fue lo que sintió ayer una familia , que padeció en carne propia la irrupción de intrusos en sus domicilios.

Para tener una dimensión del robo que ejecutaron en una propiedad ubicada en un sector de Barrio Hipódromo basta con señalar que se llevaron una moto, un juego de mesa con seis sillas, un sillón y un sommier de dos plazas.

Además de brindar una idea de las pérdidas que causó el episodio, el botín refleja de algún modo cuán aceitado se encuentra el método que aplica esta banda a la hora de llevar adelante un atraco.

Estos hechos se caracterizan por ser cometidos de día, cuando las víctimas se encuentran abocadas a sus ocupaciones diarias o cumpliendo con algún compromiso.

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Cualquiera de estas actividades requieren al menos dos horas de atención, justamente la cantidad de tiempo promedio que parecen necesitar para ingresar a una propiedad y causar estragos.

Este fue el escenario que se le presentó ayer a una profesional de la educación, que pasó a engrosar la extensa lista de víctimas de hechos delictivos que vienen sucediendo en la Región.

El hecho tuvo lugar en la intersección de las calles 38 y 119. Aprovechando que la morada se encontraba desolada a raíz de que sus propietarios la pusieron en venta, una banda ingresó tras forzar una ventana y arrasó con todo a su paso.

Aparentemente el golpe fue dado en horas de la madrugada, cuando todos en la zona se encontraban descansando.

Al día siguiente sólo un vecino que pasó por el frente se percató de que había algunas “cosas fuera de lugar” en esa propiedad pero al no contar con el número de los propietarios recién pudo aportar lo que había visto cuando arribó la policía.

Lo concreto es que el propietario se enteró de manera fortuita. Luego de varios días logró hacerse un tiempo para acudir al lugar a realizar un trabajo de plomería. Fue en ese marco que se encontró con el desastre.

La cerradura rota le presagió lo que le esperaba al ingresar a su casa: un desorden mayúsculo y varios faltantes. Además de los antes mencionados se llevaron una heladera, una computadora de escritorio, una PlayStation 2, una mesa para televisor, un inodoro, un lavamanos, un bidet, un botiquín con espejo, canillas de bronce y un termotanque.