Dolor en La Plata por la muerte de Liliana Rodríguez, destacada abogada y muy vinculada al rugby platense

Destacada abogada de la Ciudad que recorrió todo el trayecto de la carrera judicial provincial, y estrechamente vinculada a La Plata Rugby Club, falleció, a los 78 años, Liliana Rodríguez.

Su muerte causó una gran tristeza en los diferentes ámbitos de la Ciudad que solía frecuentar. También en Mar del Plata, adonde iba con frecuencia y donde estableció fuertes lazos de amistad.

Liliana Alicia Rodríguez nació en La Plata el 10 de febrero. Hija de Juan Manuel Rodríguez y Liana Matarollo, tuvo dos hermanos: Carlos y Susana. Completó sus estudios primarios y secundarios en el Normal 1 “Mary O´Graham” y se recibió de maestra. Luego siguió Derecho en la Universidad Nacional de La Plata -UNLP-.

Tras recibirse de abogada, se licenció en Derecho Penal, una instancia académica que por aquellos años no muchos estudiantes de la carrera cursaba.

Toda su trayectoria laboral la desarrolló en el Poder Judicial. Fue practicante mientras estudiaba en la Universidad. Luego se desempeñó como oficial, fue secretaria de juzgado y finalmente jueza. Se jubiló como secretaria penal en la Suprema Corte de la Provincia.

Al médico Juan Carlos Di Lucca, su esposo, lo conoció cuando era una adolescente. Fue durante un partido de rugby, en el Club Los Tilos. Él jugaba por “La Plata” y ella había asistido como espectadora. No se separaron más. Con Juan Carlos tuvo tres hijos, Luciano, Franco y Mauro. Su dicha se amplió con la llegada de cada uno de sus nietos: Luciano, Santino, Santino, Matteo, Valentina y María.

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Fue socia vitalicia de La Plata Rugby Club, donde siguió con entusiasmo la carrera deportiva de su esposo, hijos y nietos durante 60 años. Por su permanente presencia y su calidez fue una mujer muy querida en la entidad de Gonnet.

A gusto con la vida social y deportiva, en un lugar que se sentía por demás cómoda, Mar del Plata, integró junto a su marido, un sólido grupo en el Golf Club de esa ciudad. Veranos y fines de semana del resto del año la encontraban con la práctica que tanto la entusiasmaba.

Ávida lectora, fue parte también, en Mar del Plata, del Club del Libro, y participaba de encuentros en los que se analizaban distintas obras de la literatura.

Otra actividad que solía disfrutar era viajar. Con su marido visitó en varias oportunidades países de Europa, Estados Unidos y El Caribe.