De la secundaria a la Universidad: una brecha que preocupa cada vez más

Un estudio reciente volvió a arrojar datos inquietantes sobre la forma en la que los alumnos y alumnas argentinas llegan a la Secundaria. Según ese informe, que publicó este diario, apenas un 22 por ciento de los estudiantes de 15 años transitan su cursada sin repetir ni abandonar la escuela y con los niveles esperados en Lengua y Matemática. El relevamiento tomó como base las últimas pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), que se dieron a conocer a fines de 2023 y que arrojaron que siete de cada diez adolescentes no alcanzan los saberes mínimos en Matemática, mientras que en lectura y ciencia solo lo hacen cinco de cada diez. Como en cascada, esas dificultades se replican luego en el ingreso a la Universidad. Para botón de muestra está la facultad de Ingeniería, donde la alta tasa de recursantes y deserción ha llevado a las autoridades a lanzar una batería de medidas destinada a revertir los indicadores que más preocupan. Una de ellas es la convocatoria, que viene de hace una década y que se repetirá el próximo 5 de junio, dirigida a directivos de escuelas secundarias de la Región. El objetivo es generar una suerte de “puente” entre niveles. Con miras al ciclo académico 2025, lo que se pretende no es más ni menos que achicar la enorme distancia que existe entre la enseñanza escolar y la académica.

“Lo que proponemos es una articulación con los colegios”, anticipa el decano de Ingeniería, Marcos Actis, y sigue: “Es algo que empezamos hace ya más de diez años. Después de peregrinar bastante en la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense y de haber intentando por otros medios comenzamos a ofrecer capacitaciones a las escuelas, no solo con el ingreso de los chicos, sino también con la formación de sus docentes. Los invitamos a observar nuestros cursos e incluso promovemos talleres con certificados que, no obstante, después no son tenidos en cuenta como puntaje para la capacitación docente”, lamenta.

Un primer test

En el encuentro que tendrá lugar el próximo miércoles, a las 14, en el aula Fernández de la unidad académica de 1 y 47, se buscará además fomentar que el pasaje del Secundario a la Universidad sea “lo más suave y lo menos traumático posible”, agrega la profesora titular de la cátedra de ingreso Matemática para Ingeniería (Mate Pi), Rossana Di Domencantonio.

Se hablará en esa cita de Mate Pi, la materia inicial de la carrera que ofrece una modalidad “anticipada” en agosto y noviembre que los futuros alumnos pueden cursar mientras terminan el secundario. Y que, de alguna manera, resulta un primer test en tiempo real sobre la preparación de los estudiantes en su contacto inaugural con la UNLP.

“Hay 327 que son ingresantes de años anteriores; podrían haber cursado 3 o más veces”, afirman

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Según estiman en la unidad académica, solo 4 de cada 10 que cursan Matemática para Ingeniería en la modalidad anticipada logra aprobar la materia. En agosto pasado, de 665 que decidieron cursarla mientras terminaban el secundario, fueron 261 los que la promocionaron. Pero eso no quiere decir que este primer acercamiento a la vida universitaria no valga la pena. “Hemos detectado que aunque no se apruebe el curso anticipado, aquellos que lo hacen tiene mejores resultados en modalidad intensiva de verano. Nuestras estadísticas dicen que el aprendizaje se da en dos o más instancias. Los que no aprueban Maten Pi en esas instancias, muy difícilmente puedan aprobar luego”, advierte Actis y completa su idea con un dato elemental: “Si uno no aprende o no sabe hacer fracciones, que es lo más básico, es muy difícil que pueda avanzar en una carrera como Ingeniería”.

Siendo la puerta de entrada a Ingeniería, Mate Pi en su cursada anticipada permite conectar a los alumnos del Secundario con estudiantes avanzados de la carrera, “nivelarlos” en un ida y vuelta que, lejos de las clases magistrales en las que el profesor diserta de forma vertical ante el alumnado, pone el foco en la práctica del “aprender haciendo”, como define el decano.

Una transición difícil

Ahora bien, aunque se prepara al ingresante para dar ese salto de la escuela a la Universidad, se les aclara que el camino no será fácil. “Y es que no lo es”, enfatiza Actis, y refuerza su argumento con algunas cifras. Por ejemplo, que de 1.646 alumnos que este año se anotaron a cursar la modalidad intensiva de Mate Pi en el verano, terminaron aprobando 494 (el 30%), que son los que empiezan a cursar matemáticas en primer año. Se observa allí un deterioro con respecto al verano 2023, cuando el porcentaje de alumnos que promocionó Mate Pi fue del 33% (485 sobre 1.470 inscriptos).

Otro dato refleja las deficiencias que los inscriptos a esta carrera de la UNLP traen del Secundario. Y es que entre los recursantes hay quienes llegan a cursar varias veces Mate Pi sin poder aprobarla. “Actualmente tenemos inscriptos a la materia un universo de 1.287 estudiantes. De ellos hay 327 que son ingresantes de años anteriores, por lo tanto podrían haber cursado esta instancia 3 o más veces”, aclaran en Ingeniería y que esto ha llevado a las autoridades a generar talleres especiales y reuniones con los padres de los alumnos para ponerlos al tanto de una situación que es motivo de preocupación en la unidad académica, “ya que pareciera evidente que este tipo de carreras no es para ellos”, dicen en la unidad académica.

Sobre todo porque esta primera materia aborda conocimientos que, observa Actis, los chicos deberían haber adquirido en el Secundario y no adquirieron “o aprendieron mal o no los vieron. Por eso siempre digo que los aprendizajes que no se aprenden bien después son muy difíciles de cambiar, ya que duran toda la vida”. Apunta además que en los últimos años del colegio debiera hacerse hincapié “en la exigencia de aprender para aprobar y no que el solo hecho de estar y asistir a la Secundaria implique pasar de año. Eso no beneficia a nadie. Mate Pi, en cambio, los enfrenta a exámenes de dos o tres horas, poniendo a prueba su capacidad de concentración y también de fracaso. Porque muchas veces parece que saben pero después no aprueban. De eso también se aprende”.

Sólo 4 de cada 10 que cursan Matemática para Ingeniería logran aprobar la materia

El decano de Ingeniería se detiene a su vez en cuestiones que, según entiende, son “más graves y preocupantes” que la falta de conocimientos básicos en matemática y es la que tiene que ver “con la falta de disciplina, cumplimiento y esfuerzo, algo que cuesta hacer entender para avanzar en las carreras”.

En esta línea, Di Domencantonio vuelve sobre la importancia de generar puentes con la escuela secundaria para “anticipar” a los ingresantes a la vida universitaria y al estudio de una materia que presenta serias dificultades en la etapa escolar.

“Cuesta mucho recuperar los conceptos previos y eso nos complica bastante, al menos en la primera materia, donde intentamos reforzar los contenidos que articulan con las siguiente asignaturas”, agrega la titular de Mate Pi y amplía: “Los chicos llegan muchas veces sin hábitos de estudio, sin la ejercitación matemática correspondiente y a veces cuesta amoldarlos para que puedan avanzar en la carrera”. En ese sentido, plantea que “lo ideal para nosotros sería que los colegios intensificaran la parte más básica del cálculo matemático. Eso permitiría que los alumnos entren a la facultad con un mejor dominio de los conceptos prioritarios”.

Actis propone además que “debemos procurar que los estudiantes no esperen al último segundo de la secundaria para elegir la carrera. Nuestras estadísticas dicen que aquellos alumnos que deciden en los primeros años del secundario son los que después tienen más éxito en la universidad. Descubrir las vocaciones tempranas es muy importante”. Enumera también que “dar cursos orientados con las carreras universitarias y con metodologías distintas, insistiendo en que para pasar de grado se tiene que aprobar, con el trabajo colaborativo y con el aprender haciendo en la práctica me parecen cuestiones fundamentales para avanzar en matemática”.

Intervenir la secundaria

Sobre la brecha entre la escuela y la universidad pone la lupa también Guillermina Tiramonti, investigadora del área de Educación de Flacso, que ante una consulta de EL DIA opina que “para democratizar y mantener la calidad del nivel superior es fundamental intervenir en la escuela secundaria, que no solo expulsa a la mitad del alumnado sino que además es ineficaz en la transferencia de los conocimientos básicos de la cultura”.

Su mirada va incluso más allá de esta etapa escolar: “Tenemos déficit en todos los niveles del sistema y pareciera que esto permite que cada uno de ellos patee la responsabilidad para abajo y cuando se acaba el sistema se manda la pelota a la familia. Estamos sacrificando el futuro de las nuevas generaciones y con ello el de la sociedad”, concluye.