Déficit demográfico: la baja de nacimientos se torna amenaza

Como si el panorama no fuese suficientemente oscuro ya de por sí, la tendencia poblacional podría convertirse en otro obstáculo para el desarrollo del país. Y es que si bien la cantidad de argentinos que condiciones de trabajar sigue siendo mayor a la población dependiente, la caída ininterrumpida en los nacimientos que viene registrándose desde hace una década enciende una luz amarilla en el tablero demográfico alertando que esa relación se podría revertir.

Y es que, al igual que en otros países, un juego de pinzas se cierne sobre el perfil demográfico nacional. Mientras disminuyen los nacimientos acumulando una merma del 38% sólo en los últimos diez años, el aumento en la expectativa de vida de la población hace que el porcentaje de adultos mayores sea cada vez mayor.

Este peligroso achatamiento de la pirámide población se expresa en dos datos contundentes. Según datos del último Censo nacional, los niños de hasta 12 años ocupan apenas el 23% de la población argentina; y los mayores de 60 años y más representan ya el 33%.

Si bien el aumento en la expectativa de vida constituye un fenómeno observado en toda América Latina (donde pasó de 48 años en 1950 a 75 en la actualidad, según datos de la CEPAL), los especialistas advierten que resulta especialmente marcado en nuestro país.

Si bien explican que el envejecimiento poblacional resultante - en un contexto en el que la edad jubilatoria es de 60 años para las mujeres y 65 años para los hombres, no se nota tanto en la actualidad por el estancamiento en el desarrollo del país, el déficit demográfico podría llegar a comprometer el desarrollo económico del país.

“BONO DEMOGRÁFICO”

Entre los especialistas se conoce como “bono demográfico” a aquellos momentos en que la distribución de edades de una población genera una oportunidad para su desarrollo. Concretamente, esto se da cuando su proporción e personas en edad productiva supera a la de personas en edad potencialmente inactiva (menores de 15 y mayores de 60).

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“Argentina podría estar atravesando los últimos años para aprovechar los aspectos positivos del bono demográfico. Pese a tener una población envejecida, la proporción de la población potencialmente activa es aún relativamente alta en comparación con la población dependiente”

Gladys Massé
Doctora en Demografía

“Desde el punto de vista teórico el bono demográfico es una ventana de oportunidad en la medida en la que las políticas de pleno empleo y, en particular, aquellas que involucran al trabajo formal hacen experimentar un aumento en la productividad y en el desarrollo económicos así como en la mejora social”, explica la doctora en demografía Gladys Massé, para quien “Argentina podría estar atravesando los últimos años para aprovechar los aspectos positivos” de él.

Y es que pese a que Argentina tiene una población envejecida, “aún no se ha producido un envejecimiento demográfico significativo y la proporción de la población potencialmente activa es relativamente alta en comparación con la población dependiente”, explica Massé, coordinadora de la orientación socio-demográfica de la Maestría en Generación y Análisis de Información Estadística de la Universidad Nacional de Luján.

MENOS HIJOS POR MADRE

En Argentina, el crecimiento de la población viene condicionado por la disminución de la tasa de hijos por mujer, sobre todo en las clases de media para arriba, debida a varios factores, como el retraso de la edad para comenzar la maternidad, en muchos casos para no interrumpir una carrera profesional.

Si bien la tasa mayoritaria de nacimientos se produce en mujeres de 25 a 29 años, en las últimas décadas se observa un aumento en la maternidad de mujeres en el rango 35-39 y 40-44 años.

La edad promedio de las madres al dar a luz viene aumentando en los últimos años, lo que refleja un cambio hacia la maternidad en edades más avanzadas en comparación con décadas anteriores y, a la vez, marca un avance en torno a la maternidad adolescente.

Los nacimientos disminuyen sin pausa desde el año 2014 en el país

Desde 2021, la tasa mayoritaria de nacimientos se produce en mujeres de 25 a 29 años y el segundo lugar lo ocupa la franja etaria entre 30 y 34 años. Y es posible observar un aumento en la maternidad de mujeres en el rango 35-39 y 40-44 años.

A su vez, la maternidad en menores de 19 años muestra un claro descenso en los últimos 10 años, que algunos especialistas atribuyen a la efectividad que vienen teniendo las política de prevención de embarazos no deseados y de acceso gratuito a anticonceptivos de larga duración.

Lo cierto es que, según el Censo de 2022, la población de nuestro país denota una marcada disminución de la fecundidad y, a la vez, evidencia una composición por sexo más feminizada y de edad más envejecida.

Se registran menos hijos nacidos vivos por mujer a nivel nacional: de 1.533.421 mujeres con más de 5 hijos en 2001 a 608.617 mujeres, menos de la mitad, con la misma cantidad de hijos en 2022.

Para el total de la población nacional, la edad mediana alcanzó los 32 años (34 las mujeres y 31 los varones). Lo anterior implica cinco años más que la edad mediana registrada hace 30 años y acredita el envejecimiento de la población en el país. Asimismo, conforme avanza la edad, las mujeres superan a los varones: la relación para personas de 85 años y más es de 228 mujeres por cada 100 varones.