“Ardientes”: los Amados cantan Gardel a puro color y ritmo tropical

Durante 35 años, Los Amados pusieron en escena una exquisita y divertida fusión entre el teatro y la música latinoamericana, abordando con humor y una estética colorida y kitsch un repertorio de boleros, tangos, cumbias, folclore y otros ritmos latinos. Ahora, llegarán a La Plata, el viernes (se presentarán en la sala de 4 entre 51 y 53) con “Ardientes”, un show dedicado a Gardel y Le Pera, íconos del tango y la elegancia, “a ritmo tropical”. ¿Sacrilegio? Alejandro Viola, que sobre escena se transforma en “El Chino” Amado, dice que no es una conexión forzada.

“Empecé investigando a Le Pera, y llegué necesariamente a las películas que compartió con Gardel. Y allí encontré que eran ritmos hechos específicamente para las películas, que se alejaban del tango como lo tenemos en nuestra cabeza: eran más cercanas a lo melódico, a lo orquestado, a lo que necesitaba la Paramount en Norteamérica, con una poesía sin lunfardo, para que se entendiera en todo el mundo. La Paramount quería conquistar al público hispanoparlante: si tenía lunfardo iba a ser muy rioplatense”, relata Viola, en diálogo con EL DIA. Y explica que, en esas canciones “había ritmos tropicales, rumba, tango canción como ‘El día que me quieras’”.

Es que en las primeras películas, rodadas en España, Gardel se juntaba con algunas compañías que estaban de paso, de gira, por el continente, tanto argentinas como españolas y centroamericanas. “Así que en varias películas me parecía ver muchos signos que tenían que ver con la estética de Los Amados: siempre hay una escena de cabaret, con Gardel cantando, o una banda de fondo, tocando, a veces una banda rumbera con camisas rumberas”, cuenta Viola. Fue “una visión”, dice: sabía que podía abordar, desde ahí, al repertorio invencible de Gardel y Le Pera con sus Amados.

“Esa visión me alejó de la idea, posible, de que alguien dijera: ‘Los Amados se metieron con el tango’. No. Porque precisamente hay muy poco tango en las películas de Gardel. Por lo tanto, no es que nos metimos a transformar un género en otra cosa”, afirma.

Así fue naciendo “Ardientes, Gardel y Le Pera a ritmo tropical”, que pone en escena clásicos como “Cuesta abajo”, “Caminito soleado”, “Volver”, “Lejana tierra mía”, “El día que me quieras”, “Mi Buenos Aires querido” o “Por una cabeza” arreglados delicadamente a ritmos latinoamericanos. El show se llevó los premios Hugo y Ace al mejor espectáculo musical.

Es, además, el primer espectáculo de Los Amados sobre repertorio argentino. “Habíamos hecho espectáculos sobre repertorio cubano, sobre repertorio mexicano, pero de Argentina solo cosas sueltas. Para celebrar los 35 años, quise llegar con un repertorio argentino, y ahí apareció esa investigación en Gardel y Le Pera, que terminó en Ardientes”, dice Viola sobre el espectáculo al que define como “un homenaje a esas películas, a ese momento, a ese Gardel. Mi personaje intenta emularlo, pero con jopo y bigote”.

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Siempre, claro, está en Los Amados ese elemento humorístico. “Los Amados son gente que creen que son algo que no son: creen que son los artistas más esperados de América latina, que son más esperados que Los Panchos, que hacen una salsa y son mejores que los cubanos”, se ríe su creador. Pero advierte: “Hay un humor en cuanto a nuestra estética, pero no hay humor sobre las canciones: es un espectáculo muy respetuoso en ese sentido”.

En ese sentido, insiste, “Ardientes” no es un giro tropical sobre los tangos de toda la vida, sino es un intento de mostrar otras facetas de Gardel y Le Pera, ocultas tras el mito. “Esta generación no tiene demasiado clara cómo fue la carrera de Gardel y Le Pera: hay mucho mito en la memoria social, y cuando empezás a explicar, nadie sabe muy bien cómo eran las películas de Gardel, con cubanos cantando rumbas atrás”, afirma Viola.

Sobre escena, de hecho, repertorio musical y narración se unen para que Los Amados cuenten el trabajo que hicieron juntos esos dos apellidos indisolubles. Una manera, desafía, de “poner a prueba cuánto sabe el público, realmente, de esa carrera, más allá de la leyenda”.

Así, “Ardientes” repasa esos tres fructíferos años de la sociedad compositiva, que terminaron en tragedia: hicieron ocho películas, legaron “himnos maravillosos para el mundo entero”, y triunfaron en el mundo entero.

“Ardientes” cuenta “la historia de Gardel desde sus primeras películas, vestido de gaucho, pasando por su viaje a Nueva York, donde arma su propia productora y se prueba como galán, como en ‘Rubia de New York’”. Días en los que el artista no filmaba en Argentina porque tenía la certeza de que “para triunfar, había que triunfar en Europa”. Viola sospecha que, tras aquellos tres años con Le Pera, Gardel, ya famoso globalmente, quizás hubiera vuelto a filmar al país. Un espantoso accidente aéreo se lo llevó, se llevó a los dos, y nos privó del regreso del que, para entonces, era “el actor más famoso del mundo”.