Procesión y misas por la fe en la Rosa Mística
Edición Impresa | 14 de Julio de 2024 | 05:03

Cientos de fieles de la Región y de otros pueblos y ciudades de la provincia de Buenos Aires se congregaron en el templo “Nuestra Señora de la Victoria”, a metros del Parque San Martín, con el objetivo de volver a manifestar su fe en la imagen de la Virgen Rosa Mística, uno de los emblemas del calendario religioso en La Plata.
En ese marco, como ocurre cada año, se celebraron varias misas a lo largo de la jornada y el plato fuerte fue la tradicional procesión que recorre las calles.
En el templo mostraron alegría por la reunión de la feligresía. “Hay un montón de gente. Esto reconforta el espíritu para quienes practicamos esta fe”, le dijo a este diario un vecino de la zona que se acercaba a la iglesia para asistir a una de las misas, por la tarde.
Por esas horas se concretó también la tradicional procesión callejera. La columna, encabezada por la imagen religiosa, recorrió las calles que bordean el parque San Martín y lo unen con el templo.
En la Argentina, la devoción a María Rosa Mística congrega a miles de devotos en el santuario dedicado a esta advocación, en la arquidiócesis de La Plata.
Como se sabe, el santuario María Rosa Mística se encuentra en la parroquia Nuestra Señora De La Victoria, de La Plata.
El templo se consagró en 1949 y, en la década de 1980, se convirtió en un lugar de peregrinación, con la llegada de la imagen de María Rosa Mística al templo.
En la esquina de la Calle 54 y 23 (a metros del Parque San Martín) la difusión a la advocación por María Rosa Mística comenzó cuando el cura párroco, el presbítero Ángel Diamante D’ Auro, en 1985, tuvo la iniciativa de colocar una estampita de la Virgen, frente al altar.
Según contó el propio sacerdote en alguna ocasión, fue un religioso alemán quien le regaló al padre Ángel D´Auro Diamante (fallecido en 2020) una estampita de María Rosa Mística; al dársela le habló de favores concedidos y los milagros.
D’ Auro la miró fijo, sonrió, la puso en el altar de Nuestra Señora de la Victoria y al costado le dejó una flor.
Ese fue el hito fundante de un santuario por el que, con el correr de los años, peregrinaron y peregrinan miles de fieles católicos.
“Fue un día de fiesta, de gracia, en el que peregrinos que habitualmente no vienen se han acercado a nuestra comunidad”, evaluó anche el sacerdote de ese templo, Henry Zegarra y destacó la presencia de otros diáconos de la Ciudad. “Estamos felices por lo que hemos podido ver y ofrecer”, dijo.
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