Dolor en La Plata por la muerte del contador y funcionario bonaerense Juan José “Tito” Romero

Un profundo dolor causó en distintos ámbitos de la Ciudad el fallecimiento del contador Juan José “Tito” Romero, quien cumplió con una destacada actuación como funcionario de la administración Provincial, donde ocupó dos cargos relevantes, y quien, debido a su personalidad sociable y su carácter afable, supo ganarse el respeto y el afecto de numerosas amistades.

Había nacido con su mellizo, Ignacio Enrique “Calicho”, en Ensenada, en abril de 1939. En esa ciudad vivió unos pocos años para luego mudarse junto a su familia al barrio Hipódromo, lugar donde cosechó junto a su hermano los típicos amigos de juventud que todas las tardes formaban la barra que se reunía en la esquina de 39 y 116.

Amante del fútbol y fanático de Gimnasia, jugó a la pelota desde chico y pareció en ese entonces como una gran promesa en las canchas. Sin embargo, prefirió estudiar y cursó los estudios de perito mercantil en la entonces Escuela Nacional Superior de Comercio General San Martín; ingresó a la Universidad Nacional de La Plata, donde obtuvo el título de contadores público nacional.

Pero el fútbol siguió siendo parte de su vida, no sólo porque estaba siempre presente en sus conversaciones, sino también porque era el único deporte que con gran pasión, pese al frío, viento, sol y lluvia, todos los domingos practicaba, reuniendo para tal fin a agentes de distintos organismos públicos.

Peronista y “gardeliano”, quienes lo conocieron destacaron sus valores, pues se lo señaló como un hombre “de gran corazón”, excelente compañero de trabajo y un “verdadero amigo de sus amigos”.

Se desempeñó en la función pública y alcanzó los cargos de Tesorero General de la Provincia y Subcontador General de la Contaduría General de la provincia de Buenos Aires.

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En su juventud, “Tito” conoció a Mirta Fossati, quien se convirtió en su esposa y con quien formó una familia que se prolongó en tres hijos: Gonzalo Damián, Juan Martín y Leonardo Gastón. Años más tarde, eligió como compañera de vida a Gloria Peralta, y se casó con ella.

Era asombroso el parecido físico con su hermano “Calicho”, pues ambos se entendían, vestían, sentían y hablaban como si fueran una sola persona. Eran muy unidos, y por eso, la muerte de su mellizo en 2007 le significó un golpe terrible.

Según afirmaron en su entorno, “Tito” Romero será recordado por todos aquellos que lo conocieron como un gran hombre y ejemplo de hermandad.

Fue abuelo de cinco nietos.