Atrapados en una coyuntura incómoda, ninguno ofrece “garantía de satisfacción”

El Pincha nunca lo venció en su nuevo estadio y al técnico también le falta esa alegría. El Lobo retrocedió en lo que había hecho y debe sumar

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

Ojalá no gane el miedo a perder. Pero ambos lo cargan como incómodo equipaje porque su juego hoy no los está respaldando.

Inseguros, con la confianza dañada y teniendo un arrastre de resultados amargos, tanto uno como el otro sienten que no están en condiciones de “garantizar una tarde de domingo tranquila para su gente”.

La pulseada 169 de la era profesional no los encuentra como ellos quisieran. Cada uno en su atmósfera cotidiana sabe perfectamente que está en deuda. Por eso, sobrevuela la sospecha de un trámite con ribetes histéricos, sin tanto fútbol bien jugado y con el sólo objetivo de salir ileso.

 

Sin agenda copera, el León, mucho más jugando en UNO, se debe la victoria que mejore su transición

 

Lo ocurrido ayer, durante un simple acto protocolar organizado por la Liga Profesional (el detalle está en las páginas 2 y 3) es sólo una lamentable muestra de lo que no debiera ocurrir mañana. Si el simple cruce en el ámbito de una conferencia de prensa derivó en semejante papelón, ¿qué se puede esperar ante cada infracción o roce adentro de las áreas?

En ese sentido, la designación de Facundo Tello siembra expectativas favorables. Idóneo, serio y de bajo perfil, el árbitro inspira confianza para aplicar el reglamento en lo técnico y, también, en lo disciplinario.

En un tiempo social atravesado por inconfundibles rasgos de violencia será esencial saber contener y manejar los temperamentos que crucen ciertos límites.

OBLIGACIONES ALBIRROJAS JUSTO EN OTRO REARMADO DE SU PLANTEL

Eduardo Domínguez tuteló al equipo campeón de la Copa Argentina. Festejaron y muchos se fueron. El mismo entrenador insertó nuevas piezas, sufrió en algunos partidos y, cuando pocos lo creían posible, se coronó en Santiago del Estero como ganador de la Copa de la Liga. Volvieron a festejar y partió un trío (Zaid Romero, Javier Correa y Fernando Zuqui) sumamente valioso.

¿En qué anda ahora el DT? Procurando que el nuevo rearmado no sea traumático.

Ya eliminado de la Copa Argentina y sin triunfos desde que volvió a competir, el rendimiento se ubica lejos de cualquier estatura deseada.

Preguntas: ¿Cuánto lo entiende la gente? Habiendo llevado tan alto la vara de su autoexigencia, ¿puede permitirse Estudiantes “descansar” en un torneo de transición”? Si la respuesta es afirmativa, ¿incluye la tolerancia popular también una derrota en el partido más esperado del campeonato?

No fue casual que el entrenador declarara como lo hizo luego del empate ante Huracán. Lógicamente, defendió su gestión y es porque sabe que cualquier extremo resultadista instalará una atmósfera donde no habrá lugar para sensaciones tibias.

 

Al Tripero le servirá el empate para salir del oscuro laberinto donde se ha metido.

 

Desde que llegó, levantó trofeos que engordaron la vitrina del club, cosechó respeto y cariño, pero todavía no pudo ganarle al eterno rival. Es, ni más ni menos, que una cuenta pendiente que desea saldar.

EN DOS DERROTAS BORRÓ MUCHO DE LO BUENO QUE HABÍA CONSTRUIDO

Gimnasia, propio de una identidad que lo distingue, pasó de blanco a negro instalándose en un escenario donde la precupación ha cobrado protagonismo.

Marcelo Méndez, el uruguayo que casi nadie conocía, rápidamente le otorgó al mismo plantel que había trabajado con Leonardo Madelón una forma ciento por ciento seductora. Sumó, ganó y se fue de vacaciones en un estado de plenitud y confianza que hacía rato no se palpaba entre los hinchas.

El tema fue que volvió muy mal. Lo que hizo el equipo en Mendoza no tuvo atenuantes, y ante San Lorenzo el único radicó en las ausencias de Morales, Cabral, Colazo y Abaldo. Pero sufrió demasiado, especialmente en el primer tiempo, cuando estuvo cerca de padecer un castigo más abultado.

Lo descripto desemboca en la imperiosa necesidad de no perder. El empate cortaría la hemorragia y ayudaría mucho para restañar la autoestima de un grupo que todavía espera su conformación definitiva.

La actualidad mens sana requiere encontrar paz y si consigue llevarse un punto, tendrá ese premio asegurado.

Mañana es la cita siempre esperada. Se sabe que sobrarán los nervios y algunos temores que pretenden ser disimulados.

Perder significaría para los dos quedar expuesto a las más diversas quejas.

El pronóstico indica clásico cerrado y discutido, pero en una de esas se equivoca. Ojalá.

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