Pidieron medio siglo de cárcel al urólogo Colaci
Edición Impresa | 31 de Julio de 2024 | 03:07

Tal como estaba previsto y, lo anticipó este diario en su edición anterior, la fiscalía que intervino en el juicio por jurados contra el urólogo Pablo Colaci, que fue encontrado culpable de 14 hechos de abuso en ocasión del ejercicio de su profesión, requirió que se le aplique una durísima sanción en la audiencia de cesura, desarrollada en la jornada de ayer en la Sala A de la sede judicial de calle 8.
El escenario punitivo es el máximo permitido por el Código Penal, por aplicación del artículo 55: medio siglo de prisión.
Pese a que por la aplicación aritmética de cada caso, la cuenta a la fiscal Helena de la Cruz le daba hasta 140 años de cárcel, no pudo ir por encima de ese tope normativo.
Fue por 14 hechos de abuso sexual gravemente ultrajante en concurso real.
En tanto, mientras la abogada Andrea Mattessich, en el rol de particular damnificado, pidió 10 años por el abuso del menor al que representaba -a través de sus padres- y que se comunique la situación de inhabilidad al Colegio de Médicos, la defensa, a cargo de los letrados José Luis Villada y Gabriel Mendy, solicitó a la jueza Silvia Hoerr que tome la materialidad ilícita como un único delito continuado y, en esa exégesis, se lo condene por un total de 10 años, aunque, se sabe, a lo que se resuelva le interpondrán un recurso de alzada ante el Tribunal de Casación bonaerense, ya que insisten con su inocencia.
A todo esto, la jueza Hoerr comunicó que el próximo 9 de agosto, a las 13, dará a conocer la sentencia.
Como se sabe, el 4 de julio pasado, a criterio de los jueces legos, por sentido común, por lo que pudieron presenciar de la prueba que se desplegó a lo largo del juicio, el urólogo fue autor responsable de los hechos endilgados.
Sí lo absolvieron por uno y los otros dos quedaron desistidos.
Colaci durante el proceso solo se quebró cuando tuvo la oportunidad de decir sus últimas palabras. Habló de su familia y de su ciencia, de su arte de curar. Después se mantuvo impertérrito, alineado, hasta cuando escuchó lo que no quería escuchar. Por eso no hubo ninguna expresión de su parte. Solo giró sobre sus pasos y salió acompañado por la guardia del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires.
A la hora de los alegatos, previo a que se conozca el veredicto de culpabilidad, tanto la acusación como la defensa intentaron ser lo más didácticos y coloquiales posible.
Con lenguaje llano, buscaron convencer a los jurados de lo que se había producido y visto durante el juicio.
En ese contexto, ya con el resultado conocido, fue evidente que Pablo Colaci y, sus representantes técnicos, no lograron conmover el criterio del tribunal. Tampoco establecer la duda razonable, el conocido “in dubio pro reo”, que opera siempre en favor del imputado.
Como se sabe y, como dio a conocer este diario, mientras se sustanciaba este proceso, ingresó en la fiscalía de Álvaro Garganta una nueva denuncia contra el urólogo por prácticas vejatorias en oportunidad del desarrollo de su profesión.
A Colaci lo denunciaron por tocamientos inverecundos en el miembro viril de sus pacientes, quienes se sintieron humillados. Algunos pudieron exteriorizar esa sensación, con vergüenza y dolor, pero muchos no. Hablaron de masturbaciones, sexo oral y hasta tacto rectal. Por eso las explicaciones científicas con las que intentaron justificar esas prácticas, no sirvieron para eximirlo de responsabilidad.
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