El ciclo Méndez, de la ilusión inicial a la preocupación por las tres derrotas seguidas

El entrenador uruguayo casi no recibió cuestionamientos pero necesita recuperar la confiabilidad que el equipo le dio en las primera fechas

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Mientras todo Gimnasia todavía está golpeado por la goleada en el clásico, el nombre de Marcelo Méndez se rescata entre la catarata de cuestionamientos, especialmente dirigidos a la dirigencia por la tardanza en la llegada de refuerzos y la calidad de los mismos. Entretanto, el entrenador uruguayo deberá rescatar de la memoria de sus jugadores lo que hizo que cambiarán la imagen del final del ciclo Madelón, con cuatro triunfos en los seis primeros partidos de la nueva etapa.

¿Qué le pasó a Gimnasia? Al margen de las falencias de mercado, sufrió demasiado el mal de ausencias por esa falta de variantes, en gran medida a partir de salidas como las de Felipe Sánchez o Eric Ramírez, que dejaron dinero pero que no tuvieron reemplazo en tiempo y forma, al punto de haber afrontado el clásico sin un centrodelantero en el banco de relevos a partir de las lesiones de Franco Troyansky y Cristian Colmán, dos de las incorporaciones de principio de año que quedaron claramente en deuda.

Las lesiones de Leonardo Morales, Nicolás Colazo y Matías Abaldo, la suspensión de Yonathan Cabral y el equipo que no encuentra los medios para llevar adelante una presión alta ni los caminos al arco rival terminaron sumándose a un cóctel que dejó malas sensaciones (y derrotas) en los partidos frente a Independiente Rivadavia y San Lorenzo pero que explotó con esos 18 minutos “catastróficos y paupérrimos” del clásico del domingo, según propias palabras del DT uruguayo.

El equipo perdió convicción en la forma de jugar, quizá desde la inferioridad física de algunos de sus hombres en el clásico, el único partido en el que la formación se acercó a la de las primeras fechas, con la lógica variante de la incorporación de Nicolás Garayalde en lugar de Rodrigo Saravia la única baja entre los titulares. En los partidos anteriores, Gimnasia sufrió y dejó una muy mala imagen, especialmente en un primer tiempo pobrísimo contra el Ciclón. La primera parte del encuentro frente a Estudiantes parecía un regreso a los primeros partidos de la era Méndez. No lo fue.

Cuando el rival leyó el partido y le hizo ancho el campo, Gimnasia se vio desbordado por todos lados. Ahí está uno de los problemas del equipo, la manera de cubrir los espacios. Lucas Castro y Pablo De Blasis son vitales para generar juego. Si los espacios son reducidos entre líneas, ellos manejan el juego y el Lobo logra imponer las condiciones. Si la defensa queda muy atrás y no achica, queda un equipo largo y aparecen los espacios en los que ante San Lorenzo, Leguizamón y Tarragona hicieron estragos.

Estudiantes aprovechó falencias triperas, más desde la velocidad de su sector derecho, imposible de contener para Colazo, en inferioridad física. Y ahí, otra vez, los jugadores mens sana le vieron el numero a los rivales, desapareció el orden y la seguidilla de dos goles en seis minutos terminó de derrumbar una estructura que ni siquiera fue ideal en el primer tiempo, ya que a pesar de dominar, el Tripero llegó con un remate de media distancia de Garayalde y cabezazos de Cabral y Abaldo. Lo que asoció en el medio, no pudo trasladarlo al ataque. Méndez está ante el gran desafío de recuperar al equipo.

 

Gimnasia

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