El final de una banda de 5 jóvenes, con uno muerto y los otros presos

La tragedia del delito tuvo una especial configuración en la Zona Norte de La Plata, cuando un grupo de jóvenes, uno de ellos menor de edad, intentó cometer un robo. Eran cinco, pero uno terminó muerto a balazos y los otros cuatro detenidos.

El caso es tan reciente como conocido. Ocurrió el 23 de julio pasado en horas de la madrugada, cerca de las 02.30, pero volvió a ser noticia ayer con la captura del último de los sospechosos.

El hecho fue trágico por sus consecuencias, ante el fallecimiento de un adolescente, y por la presencia de chicos de tan corta edad con este tipo de conductas disvaliosas.

El por qué de este fenómeno, se sabe, es multicausal, pero es un drama presente e irresuelto.

Pasó en City Bell, en 454 y 22, donde un policía de la Federal, que es de Chaco pero estaba de visita en la casa de su tía, se defendió y abrió fuego.

La mujer tiene 74 años y el efectivo, 49. Ellos estaban durmiendo cuando el grupo, que se afinca en las cercanías de ese domicilio, avanzó con su plan.

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Según el reporte oficial, las patadas sobre una puerta de madera, que no resistió, fue el aviso de que algo malo estaba por suceder.

El oficial enseguida se levantó y, al toparse con el embiste del grupo delictivo, le advirtió de su presencia en el lugar. Pero ante el grito que escuchó desde afuera, según declaró, un “tirale, tirale“, el que tiró fue él y cuatro veces.

En medio del desbande de los intrusos, uno quedó a pocos metros, dentro de la propiedad, ya herido de muerte.

Si bien lo llevaron al hospital de Melchor Romero, los médicos que lo asistieron no pudieron hacer nada.

En ese mismo momento, empezó otra disputa, desde las redes sociales, cuando allegados al fallecido, que tenía 17 años, juraron venganza contra los otros cuatro, a los que escracharon con sus fotos y datos personales.

Según esos posteos, los señalaron por haberlo dejado tirado, por haberlo abandonado.

En sus códigos, que se rozan con los del mundo del hampa, lo entendieron como una traición imperdonable.

No en vano, también desde distintas plataformas virtuales, festejaron las noticias del expediente. En concreto, aquellas que daban cuenta de la detención de los integrantes de ese grupo de asaltantes.

Primero cayó uno de los supuestos cómplices, el lunes; al día siguiente otros dos, que serían familiares; y ayer el cuarto y último.

Los tres iniciales ya fueron indagados por el fiscal penal de La Plata, Martín Almirón, que había requerido su captura.

La medida fue convalidada, cabe destacar, por el juez de garantías Eduardo Silva Pelossi.

En la audiencia de descargo, destacaron fuentes de tribunales, solo el primero aceptó declarar y plantó una coartada. Dijo que era su primera vez en el delito y que fue empujado por el resto del grupo.

También refirió que, metros antes de llegar a la casa de 454 y 22, se arrepintió y comenzó a retroceder con ánimo de desistir de la acción.

Sin embargo, siempre en base a su relato, donde colocó a todos en la escena, al muerto y a los otros apresados, escuchó los disparos y, de alguna manera, vivió la misma desesperación que el resto.

Con sus padres comerciantes y, arraigo en la zona, ya pidió la excarcelación, la misma medida que peticionaron los otros dos, con idéntico apellido y solo un año de diferencia.

Al cuarto, seguramente lo indagarán hoy y buscará una salida parecida.

Sin embargo, habrá que ver cuál es la decisión del juez y eventualmente de la Cámara ante un rechazo.

La imputación es en orden al delito de “robo triplemente calificado, por ser cometido en poblado y en banda, por efracción y por la participación de un menor de edad, en grado de tentativa en los términos del artículo 167 inc. 2, 167 inc. 3, 41 quater y 42 del Código Penal”.