Boca sacó una mínima diferencia en la ida

Boca dio el primer paso rumbo a ser uno de los mejores ocho equipos de la Copa Sudamericana. Como local, en el partido de ida, derrotó 1-0 a Cruzeiro, resultado que le da cierta tranquilidad pero que para nada cierra la serie como esperaba el Mundo Xeneize.

Lo ganó el local porque jugó mejor en el segundo tiempo, acertó el DT con el ingreso de Agustín Martegani y por el poder de gol de Edinson Cavani que defina muy bien tras una deliciosa asistencia de Kevin Zenón.

El partido no empezó como un trámite para Boca porque el rival se le plantó en la salida y presionó muy arriba, sorprendiendo y generando alunas equivocaciones en la salida al punto de obligar a Chiquito Romero a pegarle fuerte y recto, sin tener nada de claridad.

Sumado a eso el juego se empezó a poner caliente con muchos empujones y fricción ante cada pelota cortada. Es más, en los primeros 25 minutos el juego se detuvo más de cinco veces con cruces varios pero principalmente entre Pol Fernández y Matheus Pereira, protagonistas de todas las peleas y los dueños de las primeras tarjetas amarillas.

Pero en ese primer tiempo fue Cruzeiro el que se mostró más suelto y cómodo con la forma de juego. Lautaro Díaz, el argentino, fue el que más veces pisó el área rival y tuvo una clara que le tapó Chiquito Romero, jugada que luego fue anulada por posición adelantada. Pero el Azulao se mostró muy movedizo y ágil con triangulaciones y pases varios.

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Cavani volvió a ser determinante para Boca

Al equipo de Diego Martínez le costó encontrar el pase y los movimientos ofensivos. Estuvo más preocupado por pelear contra su rival que jugar. Kevin Zenón, el más claro y el único capaz de romper no fue buscado pero cada vez que tocó la pelota hizo diferencia.

Pero fue recién en el final con Lautaro Blanco por la izquierda cuando el Xeneize logró controlar el juego y las situaciones de gol. Las tuvo y le faltó la puntada final o una correcta finalización para llegar al 1-0 que no mereció pero del que estuvo más cerca por oportunidades y no tanto por el juego.

Cruzeiro pobló la mitad de cancha y eso le hizo manejar la pelota el mismo tiempo que Boca, algo que lo puso incómodo y molesto No le pudo encontrar la vuelta y se fue a los vestuarios con muchos signos de pregunta a resolver en esos 15 minutos e intervalo, pero con la certeza que no iba a tener un rival sencillo y que si quería inclinar la serie para su lado iba a tener que arremangarse y luchar más de la cuenta.

Para el segundo tiempo Diego Martínez modificó nombre por nombre. Adentro Agustín Martegani por Saralegui para tener más fuerza en el medio y una mejor proyección por la izquierda. Lo logró en los primeros minutos y por las bandas empezó a lastimar a un Cruzeiro que perdió en ese arranque la frescura que había mostrado oportunamente. Y se llenó de amonestados, caminando por la cornisa de una expulsión además de retroceder demasiado en el campo de juego.

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Un partido con mucha pierna fuerte y amarillas

Los hinchas empezaron a jugar su partido viendo que el equipo tenía buenas intenciones y un dominio que n o tuvo en el primer tiempo pero le faltaba el punch, la puntada final o acertar con ese pase o remate al arco del experimentado Cassio, ese de tantas batallas en copas internacionales. Pero estaba claro que Boca no fue el mismo del primer tiempo.

Y lo hizo efectivo a los 20 minutos, cuando Zenón encontró el pase justo para que Edinson Cavani quedase mano a mano con el arquero para definir cruzado de derecha a izquierda para el gol que estaba al caer. Ahora sí, la paz que necesitaba el pueblo xeneize y una nueva búsqueda para que el triunfo sea con una diferencia más que interesante.

En el final estuvo más cerca de aumentar pero el palo y Cassio dijeron que no. La victoria fue importante pero para nada definitoria. Todo se definirá la próxima semana en Belo Horizonte. La serie está abierta.