El soldado influencer en el frente de batalla

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Florent Vergnes

En medio de las ruinas del este de Ucrania, cerca de las trincheras, Ruslan se concentra para no llorar mientras corta cebollas con su largo cuchillo de combate. Además de soldado, Ruslan Mokritski es un cocinero “influencer”, que desde el frente comparte sus recetas a los más de 131.000 seguidores de su cuenta de TikTok.

Con un largo bigote que resalta su amplia sonrisa, este hombre de 32 años da indicaciones a su compañero de armas, convertido en cámara por un día. “Encuadrá más abajo con tu teléfono”, le dice, didáctico. “Hacé un primer plano de mis dedos ahí”, continúa.

En la pantalla, sus manos con cicatrices de estallidos de obuses manejan con destreza las cebollas.

La descripción en su perfil de TikTok resume su vida: “Un cocinero en el infierno de la guerra”.

En el frente desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, Ruslan necesitaba una vía de escape. “Después de las misiones, digamos que había muchas imágenes horribles y angustiantes”, explica. “Necesitaba recuperarme mentalmente”.

Para intentar olvidar el horror se sumergió en el cine, la música, la lectura, los paseos... Pero nada le sirvió. “Llegué a un punto en que me dije que estaría bien grabarme mientras hago papas fritas y ahí arrancó todo”, cuenta.

Con tres millones de visualizaciones, el éxito de sus videos superó sus expectativas. Entonces, implicó a sus compañeros de batallón, que llamaron a sus esposas para conseguir recetas.

“Todo el mundo disfrutaba”, afirma. “No soy solo yo el que se reconstruye mentalmente, también todo el mundo alrededor”, continúa.

Estas sesiones ofrecen “una o dos horas” de liviandad, una sensación poco abundante en el frente oriental de Ucrania.

Su camarada Iván, de 25 años, se entrega al trabajo de camarógrafo y se deleita con este momento de respiro.

“Cuando filmo a Ruslan, ya no pienso en la guerra”, dice. Además, le permite disfrutar de “una buena comida”, agrega jovial.

En la página de TikTok del “influencer”, las cruentas imágenes de la guerra se alternan con las recetas cocinadas para los miembros de su comunidad.

Además de los beneficios psicológicos, “vitales” para Ruslan, el espacio sirve para tender lazos con los civiles de la zona. (AFP)

 

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