Francisco criticó al Gobierno de Milei y el protocolo antipiquetes: "En vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta"

Lo hizo al encabezar un encuentro con movimientos sociales en el Vaticano

Durante una actividad que encabezó con motivo de conmemorar diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares en el Vaticano, el papa Francisco se mostró muy crítico del gobierno de Javier Milei, al tiempo que instó a continuar la lucha en paz "por tierra, techo y trabajo", a los que consideró "derechos sagrados".

En el evento, que tuvo lugar en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, del que es miembro Juan Grabois, Francisco cuestionó el accionar de las fuerzas de seguridad durante la marcha que días atrás hubo frente al Congreso con motivo de la reforma de la fórmula jubilatoria, ocasión en la que algunos manifestantes, entre ellos una nena de 10 años, fueron víctima del uso de gas pimienta.

Sin mencionar en ningún momento el gobierno de Milei, el Sumo Pontífice dijo que "me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas, no, no. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso", agregó,

En ese marco, Francisco denunció "el silencio de la indiferencia" que "habilita el rugido del odio". "El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social, la división social a la violencia verbal, la violencia verbal a la violencia física y la violencia física a la guerra de todos contra todos", apuntó.

Pese a que el presidente Milei expuso que “el concepto de Justicia Social es aberrante” y la definió como "robarle a alguien para darle a otro", el papa Francisco pidió rezar para “realizar la verdadera justicia social”.

Incluso, expuso un episodio de “corrupción” por parte de un funcionario del Gobierno que habría tenido lugar recientemente, aunque evitó precisar nombres. “Me contaba un emprendedor internacional que estaba haciendo en Argentina unas inversiones de extensión de eso que ellos estaban llevando adelante, y fue a presentar al ministro un nuevo plan de nuevas extensiones. El ministro lo atendió muy bien y dijo ‘dejemeló, ya lo van a llamar...’”, narró, y agregó: “Al día siguiente, el secretario del ministro lo llamó, le dijo si podría pasar ‘en dos días, así le entregamos el permiso’. Pasó, le entregó los papeles y la firma y cuando él (el emprendedor) se estaba por levantar, le dijo: ¿y para nosotros, cuánto?¿Y para nosotros, cuánto? La coima. El diablo entra por el bolsillo, no se olviden”.

En otro pasaje de su discurso, pidió “que nadie nos robe la memoria histórica y el sentido de pertenencia a un pueblo”, y cuestionó a Julio Argentino Roca, uno de los próceres venerados por el libertario. “Los argentinos, que tenemos solo 600 mil aborígenes, acordémonos de Roca que les cortó la cabeza a todos los aborígenes, una cosa vergonzosa”, sentenció.

El mensaje a los movimientos sociales

Ante representantes de América Latina, Africa, Asia y Europa, y dirigentes argentinos como Alejandro Gramajo, secretario gremial de la UTEP, y Juan Grabois, el papa Francisco les solicitó que ayuden a los políticos “para que no se entreguen a los cocodrilos, para que no se arrodillen ante la estatua de oro por miedo al horno”.

“Ustedes tienen que ser custodios de la Justicia Social, tienen que estar ahí para recordarles al servicio de quién están, insistiendo, insistiendo, para que hagan justicia”, pidió al tiempo que remarcó que se debe seguir "combatiendo la economía criminal con la economía popular”

Por su parte, alertó por el avance del narcotráfico, la prostitución infantil, la trata de personas, la violencia en los barrios, la formas de criminalidad organizada y las apuestas online, por lo que expuso la necesidad de atacar las causas estructurales, acercando a personas a la Iglesia. “No aflojen, por favor”, suplicó.

También reiteró sus críticas al sistema capitalista y a la desigual distribución de la riqueza desde una perspectiva cristiana. “Dicen que el sistema que permitió amasar fortunas a las personas ricas, y permite agregar riquezas ridículas, es inmoral, que debe ser notificado, que debe haber más impuestos a los billonarios”, reclamó.

"Cuando el Papa habla, habla para todos porque la iglesia es para todos, pero el Papa no puede sustraerse de la centralidad de los pobres en el Evangelio. Esto no es comunismo, es el Evangelio puro. No es el Papa, sino Jesús el que los pone al centro, en ese lugar. Es una cuestión de nuestra fe y no se puede negociar”, precisó.

Por último, en un mensaje direccionado a “los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos”, planteó que “el futuro de la humanidad está en sus manos”. "Les invito a construir una alternativa humana a la globalización excluyente. No se achiquen”, concluyó.

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