El PRO y los libertarios juegan una peligrosa guerra electoral

La ciudad de Buenos Aires es, en estos momentos, el epicentro de una dura batalla entre el PRO que lideran Mauricio y Jorge Macri y La Libertad Avanza de Javier y Karina Milei. La pregunta es: ¿Podrá subsistir una alianza entre las dos fuerzas políticas a nivel nacional, si en la Capital Federal se libra una cruenta pelea entre ambos partidos?

Hasta ahora los dos contendientes movieron sus fichas. Jorge Macri desdobló las elecciones y le anunció al aparato porteño del PRO que se prepare para la confrontación electoral con los libertarios. El partido de gobierno, que en Capital es conducido por la hermana del presidente, ha instruido a sus legisladores a votar en contra de las iniciativas del jefe de Gobierno.

La ciudad de Buenos Aires es el eje fundacional del partido creado por Mauricio Macri. Salvo las elecciones de agosto de 2003, donde Macri perdió con Aníbal Ibarra en la segunda vuelta, este partido viene ocupando el ejecutivo de la ciudad desde 2007.

Por lo tanto, disputarle el liderazgo al macrismo en Buenos Aires es más que una batalla electoral. Es una lucha por la subsistencia política.

Cerca de Mauricio Macri cuentan que pueden jugar solos y ganar. Y advierten: “Ojo que pueden quedar terceros en la Ciudad. Leandro Santoro ya tiene un 25 por ciento”.

Pero los libertarios están empoderados detrás de su Presidente. Y hasta ahora el candidato más firme es el vocero presidencial, Manuel Adorni, que mide bien en la ciudad a pesar de que es platense.

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También hay especulaciones. ¿Mauricio Macri será candidato? ¿Dónde jugará Horacio Rodríguez Larreta? En una elección que se plantea pareja, aunque arrastre un porcentaje mínimo es decisivo. ¿Qué hará Ramiro Marra, hoy peleado con Karina Milei y que puede pesar si los libertarios quieren pisar fuerte en este distrito? ¿Y los radicales, una fuerza política que tiene presencia política constante en este distrito y hoy tiene como principal figura a un devaluado Martín Lousteau?

La mayoría de los analistas políticos coinciden que el electorado porteño es independiente e inmanejable. No acepta cualquier candidato sólo porque se lo sugiera un fuerte liderazgo nacional.

No puede confiarse el presidente Milei y su entorno de que su fuerza nacional se transmitirán a sus candidatos en la Ciudad.

Rarezas porteñas

En 1916, cuando triunfó la candidatura presidencial de Hipólito Yrigoyen, en la Capital Federal el radicalismo triunfó porque el Partido Socialista fue dividido en dos listas: el Partido Socialista de Juan B. Justo y el Partido Socialista Argentino de Alfredo Palacios. Las dos listas socialistas juntas obtuvieron el 50,35% mientras que la lista de la UCR, sacó el 38,89% lo que le alcanzó para vencer.

En 1924, las primeras elecciones legislativas de la presidencia del radical Marcelo T. de Alvear, el Partido Socialista venció a la UCR por 45,45% a 41,75% (77 mil a 71 mil votos).

Dueño de casi un millón de votos propios en su debut electoral, el 15 de abril de 1973, Fernando De la Rúa fue el único ganador radical en todo el país. Este cordobés de nacimiento, y joven delfín del platense Ricardo Balbín, triunfó en la ciudad de Buenos Aires sobre el nacionalista Marcelo Sánchez Sorondo, candidato a senador nacional por el Frejuli.

Un mes antes del triunfo de De la Rúa, la UCR había sufrido una derrota histórica ante el Frejuli, que llevó la fórmula Héctor J Cámpora-Solano Lima.

Mientras Menem gobernaba tras haber logrado el 49,97% de los votos en 1995, en 1996 el electorado porteño daba el 38,12% al radical Fernando de la Rúa para el Gobierno de la Ciudad, el 25,79% al socialista Norberto La Porta y apenas el 18,12% al candidato justicialista apoyado por Menem, Jorge Domínguez.

Otra rareza electoral fue el triunfo electoral de Erman González en las elecciones legislativas de 1993. Erman era un riojano que había desempeñado distintos cargos económicos en la administración de Carlos Menem. Y su figura era tan polémica (había instrumentado el Plan Bonex que le quitó los ahorros a muchos argentinos) que el afiche de campaña era una foto en primer plano de sus manos.

En 1993 ganó las elecciones al frente de una lista de candidatos a diputados nacionales por la Capital Federal, que disputó con la escritora radical Martha Mercader. Esta se convirtió en la última oportunidad en la que el peronismo triunfó en el distrito hasta las elecciones nacionales de 2011.

El corte de boletas abunda desde hace tiempo en esta ciudad, donde la oferta suele ser muy amplia. Nadie tiene asegurado el respaldo en esta ciudad.

No puede confiarse el presidente Milei y su entorno de que de la suerte le sonreirá también en la Capital Federal.

La única elección en la ciudad de Buenos Aires, donde las reglas electorales se cambiaron, fueron las legislativas de 1951. A dos años de aprobada la Constitución de 1949, el gobierno del General Juan Domingo Perón estableció las elecciones uninominales por circunscripción (como eran las que se instituyeron en la presidencia del General Julio Argentino Roca) y las circunscripciones en capital se modificaron. Así por ejemplo Recoleta, un distrito adverso al peronismo, incluía ahora a Constitución, Balvanera y La Boca, lugares donde ganara el justicialismo). Se denominaron popularmente las “circunscripciones chorizo”.

Esto le permitió al oficialismo aumentar su representación parlamentaria en la capital del país. En 1951, en todo el país, el peronismo sumó 135 diputados y la UCR 14.

Disputarle el liderazgo al macrismo en la CABA es más que una batalla electoral