Wanda vs. La China: la máquina de hacer escándalos
Edición Impresa | 19 de Enero de 2025 | 03:48

Eugenia “La China” Suárez pasó la semana acompañando a Mauro Icardi: lo llevó a tribunales, a declarar en la causa que le inició Wanda Nara por agresión, y lo esperó pacientemente afuera del juzgado; pasó las tardes abrazadita en su sillón, y de noche estuvo tan ocupada que se rumoreó que estaba embarazada. Desde que blanqueó su romance con el que fuera su amante, el futbolista del Galatasaray, no hace más que dedicarle las horas a él. Icardi tiene una excusa para andar tirado y acurrucado en el verano bonaerense: está lesionado. Pero, ¿y La China? ¿No trabaja más?
Bueno, está enamorada, desde ya. Pero, además, trabaja de otra manera: vive del escándalo. O, bueno, de la fama: la actriz tiene 7,5 millones de influencers que le permiten actuar en un par de proyectos por año (estrenó recientemente “Linda” en Disney+) y subsistir el resto del tiempo gracias a las publicaciones pagas en redes sociales.
Pero para alimentar a esa tropa de seguidores, en un momento donde todo el mundo quiere ser influencer, conviene hacer un espectáculo de la vida privada. Los seguidores se sienten cercanos a los protagonistas, se apasionan con sus desventuras, toman partido: y consumen, siguen, dan like. Así es la vida del influencer: famoso por ser famoso.
Por eso, no parece una casualidad lo que ocurrió en el inicio de todo este lío: La China Suárez se sentó en la mesa del restorán preferido de Wanda Nara, la noche que ella estaba de visita con L-Gante en el lugar, en la misma velada en que a Icardi se le ocurrió también ir a comer allí. Wanda se había separado recientemente de L-Gante, y Mauro daba vueltas vigilando a su ex de manera al menos problemática; la presencia de La China provocó el primer estallido del conflicto.
Mauro y La China terminaron “chapando” en el boliche aledaño al restorán. Sin ocultarse demasiado. Y pasaron la noche: él se filmó en lo de ella, seguramente para dar celos, pero ella también se mostró a pura selfie en la casa en la que ahora se filmaba Icardi. También, desde ya, era antes que nada una chicana a Wanda, su archinémesis. Pero no venía mal alimentar las especulaciones sobre lo que pasó aquella noche.
No es, entonces, que Wanda y La China no quieren paz, sino que viven de no tener paz, viven del lío: en Argentina, los macroinfluencers, que tienen entre 100.000 y 1 millón de seguidores, pueden ganar entre $1.000 y $10.000 por publicación. Dólares, claro. Y eso para una publicación normal: existen tratos con marcas, contratos. La China tiene 7,5 millones de seguidores. Wanda, 17,3 millones. Las dos, además, cultivaron cierto perfil europeo: la actriz gracias a sus trabajos en España, la botirreina debido a su estancia en Italia junto a Icardi. Algunas publicaciones pagan en euros. Una vida muy lucrativa, la del escándalo y la fama: no hay tal cosa como la mala publicidad. Los curiosos tatuajes de La China, que publicita en su cuerpo cada cuerpo a cuerpo que tiene, ¿tendrán que ver con eso? ¿O serán el signo de alguna extraña patología, una obsesión similar a la del asesino serial?
VIVIR EN LAS REDES
Tanto lío tiene su lado B, claro. Carolina Herrera había contratado a La China por su elegancia, pero ahora, al parecer, dieron la orden de desvincularla, en medio del escándalo desatado y la caída de la imagen de Suárez, que ha entablado romances con personas en pareja varias veces en su carrera y es hoy la villana oficial del asunto.
Vivir del escándalo no es un oficio nuevo, de hecho es quizás el segundo oficio más viejo del mundo. Pero está claro que está de moda: nuestro Presidente se cuenta entre los que ganó su popularidad a puro “bait” (publicaciones para generar debate picante y ganar tracción en el algoritmo) en las redes sociales. Es un nuevo siglo, inaugurado por Paris Hilton, la influencer original, la primera que fue famosa por ser famosa y que hizo empresa de su vida. Las Kardashian siguieron su ejemplo, mientras en Argentina perfeccionaba el arte Wanda Nara.
La botirreina no se puede quejar, en ese sentido, claro: es la maestra de sacar los trapitos al sol en las redes sociales. Wanda hizo de su separación con Mauro Icardi un culebrón que duró varios años, desde que descubrió los mensajes de Suárez e Icardi. Ahora le pagan “con la misma moneda” y le hacen en videos de Tik Tok “con los dedos así”, como cantaría La Princesita.
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