Necesidad de mantener en un buen estado el arbolado público de la Ciudad
Edición Impresa | 21 de Enero de 2025 | 03:47

Un informe publicado en este diario acaba de dejar constancia del estado de degradación en que se encuentra buena parte del arbolado público platense, con una gran cantidad de ejemplares secos que se encuentran en veredas, parques, plazas y ramblas, acosados por la acción de podas clandestinas u oficiales mal realizadas, plagas, el vandalismo y la edad. La tardanza en actuar, que no viene de ahora, sobre ellos y de eventualmente reponerlos constituye una prioridad.
De diferentes formas, tamaños y edades, estos ejemplares no sólo ocupan el lugar en que debieran estar otros, pero sanos, sino que representan, por su alto riesgo de caída, una amenaza para los transeúntes y automovilistas, se dijo en ese trabajo.
Se aludió allí, siempre de acuerdo a la opinión de especialistas, a un manejo errático del arbolado público desde hace años. Con casi 62 mil ejemplares distribuidos entre 43 mil lotes -siempre de acuerdo con los datos disponibles, porque a pesar de los anuncios aún no se concretó un nuevo censo forestal-, el arbolado de alineación de nuestra ciudad está sometido a una presión constante.
La ausencia de un manejo forestal criterioso y sostenido se traduce en tramos con poca sombra y un equilibrio ambiental que flaquea. Según los relevamientos más recientes, el treinta por ciento de los árboles en plazas y parques necesita algún tipo de vigilancia o tratamiento. Tal como se dijo, los síntomas son visibles: corteza descascarada, ramas quebradas, troncos ahuecados y copas raleadas.
Además, en no pocas ocasiones, árboles añosos son deliberadamente anillados por frentistas y comerciantes para provocar sus “muertes”, o se los taladra y envenena con diversas sustancias. Estas prácticas no sólo evidencian desconocimiento y maldad, sino también una preocupante falta de controles efectivos y de sanciones por parte de las autoridades.
En el caso de los retoños y las plantaciones masivas oficiales, las muertes que se pueden atribuir al factor humano son las que se producen, principalmente, por falta de cuidados, riego periódico y control de plagas, la no colocación de barreras mecánicas para hormigas, y de un buen y rico sustrato al plantar, en pozos de la profundidad adecuada.
Ingenieros agrónomos consultados por este diario advirtieron que un porcentaje significativo del arbolado platense “está sobre maduro, es decir, dejó atrás su edad de plenitud” pero advirtieron que “la solución no está en talas indiscriminadas, sino en la coexistencia de árboles de diferentes edades mediante reemplazos graduales.”
El año pasado se elogió en esta columna la actitud de un vecino que impulsó la reforestación de un tramo de la rambla de 131, perimetral a la Ciudad, y que convocó a sus convecinos para comprar árboles nativos que fueron plantados por la Municipalidad.
En su arbolado, la Ciudad cuenta con un patrimonio muy valioso creado por la visión de los fundadores y mantenido, pese a los desmedros sufridos, a lo largo de muchas generaciones. Le cabe a los platenses el deber de mantener ese legado que, además, cumple con los requerimientos ambientales de nuestra época, destinados a lograr una mejor calidad de vida.
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