Garra y corazón caliente en un triunfo necesitado

La gente valoró el aguante de este equipo modesto y en formación. Con Castillo como símbolo del sacrificio, tiene un brote de optimismo

Edición Impresa

Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Consciente de sus problemas, carencias y añejas deudas con su hinchada, Gimnasia festeja fuerte haber sumado siete puntos en las últimas tres presentaciones.

El tan merecido como ajustado triunfo de ayer representa un bálsamo imprescindible. Los alivios ayudan a pensar mejor y a tomar sensatas decisiones. Gimnasia ganó, pero no debe perder de vista que es un equipo modesto; y el saludable ejercicio de reconocerse como tal le permitirá construir una identidad que le brinde confianza.

Obvio que no lo hizo a propósito, pero la expulsión de Panaro (sería un grave error condenar a un chico tan aplicado) quizás le haya servido para unirse más en el esfuerzo solidario, para asumir que tiene poco y para defender hasta brindar el máximo esfuerzo, el premio que tanto necesitaba.

PENAL DISCUTIDO Y ALIVIO PARA UN EQUIPO AL QUE TODO LE CUESTA

El primer tiempo sólo les dejó a los hinchas triperos la alegría de estar ganando; el resto fueron preocupaciones y una inequívoca sensación de juego sin relieves destacados.

Cuando el disconformismo popular ya se percibía en los murmullos, llegó la jugada cúlmine de la etapa. Confusa acción y discutida utilización del brazo derecho de Lucas Diarte derivó en la polémica sanción del penal que convirtió Pablo De Blasis mediante una ejecución impecable.

Un capítulo como para lamentar fue la correcta expulsión de Manuel Panaro. El joven se dejó llevar por el ímpetu y así cosechó dos amonestaciones merecidas que lo sacaron del juego cuando venía mostrando cualidades interesantes. La falta de experiencia le jugó en contra a quien se ha convertido en un titular valorado.

A PURO AGUANTE Y CON SU MEJOR DELANTERO COMO ABANDERADO

En el contexto de humildad donde está inmerso este plantel, la entrega total, silenciosa y permanente de Rodrigo Castillo representa un ejemplo para remarcar con perfume de elogio.

El mejor atacante del equipo juega con el espíritu de barrio que tanto reclaman los hinchas que aman los colores de su camiseta.

Castillo no hace todas las jugadas bien, no gambetea siempre a sus marcadores, no convierte dos goles por fecha, ni tampoco es irremplazable, pero su nivel de entrega y compromiso emociona. La actitud que pone de manifiesto cada vez que juega, en cualquier estadio y ante el rival que tenga enfrente, lo exime de los reproches más crueles. Nadie le podrá reclamar desde atrás del alambrado que ponga más, que corra, que luche... Allí no falla.

El gol que le anularon a instancias de la revisión del VAR era la recompensa que merecía su forma de transitar la cancha.

Cuando baje la espuma de la satisfacción, Diego Flores tendrá que esforzarse. Necesitará imaginación, astucia y sapiencia estratégica para darle al equipo algo de lo que le falta. Gimnasia tiene que jugar mejor, muy especialmente en la mitad de la cancha, allí donde los equipos encuentran la medida justa de su jerarquía.

Más corte en el eje central del campo y buenas asociaciones en la ofensiva son asignaturas pendientes de una formación previsible en sus intenciones. Ayer ganó puntos y algo de crédito.

Gimnasia vs San Martín (SJ)

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE