Necesidad de chequeos médicos a todos los escolares en la vuelta a clases
Edición Impresa | 25 de Febrero de 2025 | 01:19

El informe publicado ayer en este diario sobre los chequeos médicos que los chicos deben realizarse en el inicio de cada ciclo escolar adquiere relevancia, toda vez que deja en claro la importancia que tiene la medicina preventiva en la salud de la franja infantil. Es más, este tipo de revisiones y medidas periódicas debiera ser exigible también para otras franjas etarias, de modo de elevar en forma ostensible el nivel de la salud pública en el país.
Entre los controles más importantes que recomienda la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en esta época del año se encuentra el de verificar que los chicos arranquen las clases con el esquema completo de vacunación, un tema que se analizó en esta columna en anteriores ediciones.
Ahora se enfatizó acerca de la necesidad de que se les realice una serie de controles médicos, exigible por otra parte desde el sistema educativo, que permita detectar posibles problemas de salud.
Al inicio del ciclo primario, “los niños deberían realizarse además una audiometría tonal, para detectar problemas de audición; un examen oftalmológico, para evaluar la visión; y un control odontológico. Y si practican actividad física intensa es recomendable también hacer un electrocardiograma para detectar posibles problemas cardíacos”, agregaron.
Hace ya muchos años que distintas entidades médicas sostienen que en el país debiera instrumentarse la existencia de una libreta sanitaria por cada habitante. En ese documento, entre otras certificaciones, debieran figurar constancias de las distintas vacunaciones, de chequeos médicos o intervenciones realizadas y otras referencias de las historias clínicas.
Como se recordará, hace varios años se impulsó esa iniciativa, en la Provincia inicialmente destinada a los alumnos de las escuelas bonaerenses, aunque nunca se llegó a poner en vigencia.
Sabido es que sólo en el caso de los varones, antes existía la instancia del servicio militar obligatorio, que abría la posibilidad de realizar al menos un examen de tipo físico al universo de los jóvenes de 18 ó 20 años de edad. Ahora sólo resta el muchísimo más restringido examen físico prenupcial que se les requiere a quienes se van a casar, que en modo alguno puede ser asimilado a los controles sanitarios periódicos que sí se realizan en los países desarrollados.
Está claro, entonces, que la alternativa de la libreta sanitaria debiera ser analizada por las autoridades, pues sólo ella podría extenderse a toda la población.
Que al menos ahora se cumpla con los chequeos médicos a la población escolar. No es necesario extenderse en argumentos acerca del valor que cobran estos exámenes, muy especialmente como métodos de detección temprana de muchas enfermedades.
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