Algunas propuestas para la noche

En la Buenos Aires Fashion Week hubo otras propuestas. La diseñadora Valentina Schuchner presentó Una habitación propia, su nueva colección inspirada en la obra de Virginia Woolf. Además, Pucheta Paz estrenó La Obra, su colección otoño-invierno, en un desfile que tomó un giro innovador y profundamente personal.

La propuesta de Schuchner exploró la feminidad y el poder de la creatividad dentro de un espacio personal e íntimo. A través de siluetas que oscilan entre lo onírico y lo estructurado, textiles que evocaron memorias y detalles que exaltaron la belleza en el contraste, la colección construyó un diálogo entre la moda y la identidad.

Las transparencias son trend / Prensa BAFWEEK - Bang Comunicación

El desfile tuvo lugar en el Salón Dorado de la Casa de la Cultura, un escenario que reforzó la conexión entre la arquitectura histórica y la narrativa poética de la colección.

Vestido y ruana con plumas / Prensa BAFWEEK - Bang Comunicación

Más que una serie de prendas, Una habitación propia fue un manifiesto de independencia creativa. Las piezas, con líneas suaves, colores tenues y detalles etéreos, también reflejaron la fortaleza, expresada en estructuras geométricas y siluetas audaces. Cada diseño se erigió como un acto de resistencia, una forma de literatura que no se escribió con palabras, sino con cuerpos y volúmenes.

Flecos para dar volumen / Prensa BAFWEEK - Bang Comunicación

La diseñadora Pucheta Paz abrió las puertas de su atelier, permitiendo a los invitados adentrarse en el corazón del proceso creativo de la firma. Este espacio, donde las ideas toman forma y las piezas se convierten en auténticas obras de arte, se transformó en el escenario perfecto para una presentación que trascendió los límites de la moda y sumergió a los asistentes en el universo de la marca.

Delicadeza que realza la figura / Prensa BAFWEEK - Bang Comunicación

La propuesta artística de La Obra se distinguió por una estética meticulosa, donde los materiales y las siluetas dieron vida a una colección que fusionó la elegancia de la sastrería con la disrupción característica de la firma.