Gastronómicos: entre las sillas vacías y los que consumen poco

Con la crisis cambiaron los hábitos. Los platos se comparten, al igual que el postre, si es que entra en el menú

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Ante la caída del consumo, el sector gastronómico de la Ciudad hace malabares para sostenerse.

Con la caída del poder adquisitivo, salir a comer afuera es lo primero que se corta en el ajuste doméstico, se escucha entre los empresarios locales del rubro.

En los últimos seis meses, el sector registra una caída en las ventas del 50 por ciento, según aseguró a este diario Martín Bizet, referente gastronómico y presidente de la Cámara de Comercio e Industria de City Bell, quien calificó de “gravísima” la situación.

Para atraer clientes y sostener a quienes todavía pueden darse el gusto de compartir una mesa en pareja o familia fuera de su casa, los locales siguen apelando a descuentos, promociones bancarias y sorteos.

Es que ante la crisis, la modalidad de consumo también se vio modificada y el sector tuvo que adaptar su oferta.

MENÚ A COMPARTIR Y NI UN CAFÉ

“El que sale a comer lo hace de forma austera y gasolera. Se pide el plato principal y si hay postre es a compartir”, explicó Bizet. Aseguró que hace tiempo los clientes dejaron de inclinarse por el clásico menú completo con entrada y postre. Y el cafecito de la sobremesa “directamente desapareció”, agregó.

En relación al consumo, indicó que el ticket promedio en los restaurantes del casco urbano rondan, según la zona, entre los 9.500 y los 12.500 pesos.

En este caso la oferta es un menú ejecutivo -para el mediodía- con plato principal, gaseosa y café.

Por la noche el valor de los platos asciende y se pueden conseguir opciones por 18 y 20 mil pesos por persona.

Sobre el cambio en los hábitos, el empresario gastronómico hizo hincapié en los oficinistas que al mediodía solían salir a almorzar. “Ahora hay movimiento en las casas de venta por peso, pero la gente se lleva las viandas”, indicó.

Por su parte, Martín Ranea, propietario de distintos emprendimientos gastronómicos, coincidió en que “el sector tuvo un 2024 muy difícil. Se incrementaron los costos de forma desproporcionada, se achicaron las ventas. Imposible en este contexto trasladarlo al precio del cubierto”.

En un restaurante tradicional de City Bell, situado en Camino Centenario y 467, Mónica Picatto, encargada del negocio familiar sostuvo que la situación es compleja.

La modalidad de consumo ante la crisis cambió “tremendamente. Los clientes piden un plato para dos”, contó.

En este local la porción de milanesa con papas fritas, clásico de las salidas, es para dos personas y cuesta 21 mil pesos, sin contar la bebida y el servicio.

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