De estrella del vóley platense a parar por malformación en el cerebro: "Me abrieron la cabeza"
| 3 de Marzo de 2025 | 12:00

Nacida en Tucumán, María de la Paz Corbalán (26) dio su gran salto en el vóley cuando dejó su provincia natal para jugar en La Plata. Banco Provincia apostó por ella y en 2015 llegó, para ser parte de las primeras Ligas Argentinas que jugarían las Guapas. Lo que nunca hubiese pensado sería el panorama que enfrentó: intervención quirúrgica en su cabeza luego de sentir dolores. Era un cavernoma, una malformación vascular en el cerebro, lo que la alejó de las canchas.
Conocida como Chuchi, la jugadora se transformó rápidamente en una de las estrellas del vóley platense con apenas 17 años. Era parte del equipo que dirigía José Luis Rifourcat, y era el brazo a temer entre las rivales. Tanto es así que a la par era integrante de las selecciones juveniles. Llegó a Boca Juniors en 2017, tuvo un impasse en el vóley europeo (España y Portugal), pronto ganó su fama en el club más ganador: Liga 2018 y 2019 con el Xeneize, repitiendo dos veces más después.
Sin embargo, en noviembre ocurrió lo peor. “En noviembre arranqué con muchos dolores de cabeza. Me duró tres semanas y vi a tres neurólogos. Todos me dijeron que eran síntomas de migraña. No podía mirar la pantalla del celular, me dormía y me despertaba con dolor”, contó Corbalán, en diálogo con Página 12. Eran tiempos de finales, de cruces contra las Lobas, el equipo femenino de Gimnasia.
"Era como si me estuviesen pateando la cabeza"
“Me recomendaron que me hiciera una resonancia de rutina pero como estábamos en esas instancias hablé con la médica del club y quedamos en que lo íbamos a hacer después. A la tercera semana empecé a tomar medicación específica de migraña y fueron los peores días. Hubo días que no pude entrenar, era como si me estuviesen pateando la cabeza”, recordó.
“Estaba entrenando y empecé a ver blanco hasta que de repente ataqué una pelota y no vi más. Estaba mareada y justo estaba la médica del club. Ahí enseguida me dijo 'esto no es migraña, vamos a la clínica'”. Me agarró mucho miedo porque me dijeron que había algo pero sin ninguna certeza y yo solo pensaba en que estábamos en instancias finales y tenía que jugar”, confesó la voleibolista de 26 años.
Una angioresonancia, examen que genera imágenes de los vasos sanguíneos del cuerpo, reveló todo: “Me dijeron que tenía un cavernoma que es una malformación de los vasos sanguíneos de la cabeza, que lo tenía desde que nací y que lo malo que me podía pasar era que eso sangre y que me agarren convulsiones”. Eso pasó un jueves, y el viernes jugó: "No podía meter la pelota dentro de la cancha", sostuvo.
Operación en medio de una final
Gimnasia era el rival de frente pero ella tenía un partido más difícil: luchar por su salud. Una segunda resonancia, previo a la segunda final contra las Lobas, fue clave. El cavernoma estaba sangrando. En el FLENI le aconsejaron que se opere, que se podía. “Si la solución era esta lo entendía, aunque en realidad fui bastante inconsciente en lo que implicaba la operación, pero yo estaba dispuesta a abrirme la cabeza, no me importaba nada y quería volver a jugar”, remarcó, afirmando que tuvo el apoyo de su familia y del club, Boca.
“Jamás fui consciente, estaba desesperada por operarme, nunca tuve miedo. Me operé, salió todo bien, me sacaron el cavernoma completo, estuve un día en terapia y después estuve un día más en habitación normal hasta que me fui a casa. Ahí empezaron los días difíciles, tomaba corticoides y muchas pastillas, tuve tres o cuatro días de náuseas, vómitos, mareos y no me podía mantener en pie”, afirmó Corbalán.
“Me tenían que ayudar a caminar porque no podía levantar los pies, me babeaba, se me caía la comida de la boca. Esos días me replanteé todo, tuve el miedo que no había tenido antes. Pensaba '¿por el vóley hice esto, realmente vale la pena?'. Estuve muy mal, no podía hacer nada por mis propios medios, sentir ese retroceso como persona para mí fue terrible”, amplió, en su mano a mano con Página 12.
23 puntos en la cabeza
23 puntos tiene en la cabeza. “Hoy hace una semana que estoy haciendo vida normal, todavía no puedo hacer actividad física pero voy al club a estar con el equipo. En breve empieza el proceso de volver. El 6 de marzo tengo médico porque los puntos se tienen que caer solos y en teoría a partir del 7 puedo empezar a hacer un poco de actividad. A los tres meses de la cirugía me hacen una resonancia y si está todo bien podría volver a jugar. Tengo que volver a estar fuerte para poder jugar, la preparación mental es lo más duro de esto por lo que implica volver después de tanto tiempo parada”.
¿Dejar el vóley? “Sí, lo pensé, porque en esos primeros días dije '¿qué hice por el vóley?, ¿tanto me gusta?'. Pensé en no jugar más y tener vida normal de una persona que tiene vacaciones, que puede estar cerca de su familia. El día de hoy no estoy desesperada por volver a jugar, pero de a poco estoy volviendo a ordenarme. Fui al nutricionista, me hice una antropometría y de a poco me volví a cuidar porque mi cabeza está puesta en empezar a hacer las cosas bien. Seguramente cuando vuelva a la cancha piense en que todo valió la pena", cerró.
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