Ejercitar músculos posteriores para ganar flexibilidad
Edición Impresa | 27 de Abril de 2025 | 04:29

Una pierna rígida no avisa. Simplemente se tensa, se acorta, duele o tira. No importa si uno es joven o adulto, hombre o mujer: cuando los músculos posteriores de las piernas empiezan a tensarse por falta de elongación, lo más probable es que tarde o temprano se sientan las consecuencias, ya sea al caminar, al agacharse o al intentar hacer actividad física. La flexibilidad, muchas veces relegada a un segundo plano frente al cardio o la musculación, es en realidad un componente clave de la salud física integral, especialmente cuando se trata de los músculos isquiotibiales, que recorren la parte trasera de las piernas desde la pelvis hasta la rodilla.
Los profesores de Educación Física advierten que el acortamiento de estos músculos es mucho más frecuente de lo que se cree y no necesariamente está ligado a una vida sedentaria. “Estar mucho tiempo de pie, como pasa en ciertos trabajos o rutinas cotidianas, también puede generar una sobrecarga sobre la cadena posterior, sobre todo si no se hace ningún tipo de elongación o descarga muscular al final del día”, explican. La razón es biomecánica: al estar parados, los músculos posteriores se mantienen en una posición de contracción isométrica prolongada. No están en movimiento, pero tampoco relajados. Con el tiempo, esto puede derivar en una pérdida progresiva de la elasticidad natural.
Los personal trainers comentan que una de las claves para mantener esos músculos en buen estado es incorporar ejercicios específicos de elongación y musculación orientados a estirarlos sin lesionarlos. Para eso, recomiendan empezar con movimientos suaves, sin rebotes, y mantener cada posición al menos entre 20 y 30 segundos. Los estiramientos más básicos —como inclinarse hacia adelante con las piernas estiradas o utilizar una soga o banda elástica para traccionar la pierna estirada desde el suelo— siguen siendo los más eficaces. También se suman las variantes sobre colchoneta, con una pierna flexionada y la otra extendida, o los movimientos de yoga y pilates que se enfocan especialmente en la zona de isquiosurales.
Sin embargo, los expertos en musculación analizan que no se trata solamente de elongar, sino también de fortalecer esa zona. “Muchos piensan que estirar y fortalecer son cosas opuestas, pero en realidad van de la mano. Cuanto más fuerte está un músculo, mejor responde a los estiramientos y menos riesgo de lesión hay”, señalan. Ejercicios como el puente de glúteos, el peso muerto con poco peso o las elevaciones de pierna controladas ayudan a que los músculos posteriores ganen tonicidad sin perder flexibilidad. También remarcan que entrenar la movilidad articular de la cadera y la columna baja es parte del combo para que el cuerpo funcione como un todo armonioso.
Una curiosidad que los entrenadores observan con frecuencia es la diferencia que suele haber entre los cuerpos masculinos y femeninos en esta zona. Si bien hay excepciones, los músculos posteriores tienden a ser más cortos y rígidos en los hombres, especialmente en aquellos que practican deportes de fuerza o pasan muchas horas sentados. “En las mujeres, en cambio, es más común encontrar una mayor amplitud de movimiento, pero también cierta debilidad muscular que puede generar molestias lumbares o en la pelvis si no está compensada con fuerza”, explican los entrenadores.
En cualquier caso, el punto en común es la necesidad de constancia. No alcanza con elongar una vez por semana o hacer un par de estiramientos al final de una clase. “La flexibilidad se trabaja todos los días, con paciencia y dedicación. No es solo para deportistas: es parte del bienestar diario, de caminar mejor, de dormir sin dolores, de agacharse sin crujidos”, aseguran los profesores. Y en ese sentido, recomiendan tomarse unos minutos cada día para conectar con el propio cuerpo, sentir dónde hay tensión, respirar profundo y estirar con suavidad, sin exigirse, pero sin abandonarse.
En un mundo que nos mantiene muchas horas quietos o rígidos, ya sea sentados frente a una pantalla o parados detrás de un mostrador, aprender a elongar los músculos posteriores de las piernas se vuelve una pequeña pero poderosa revolución personal. Una forma de reconquistar el cuerpo y devolverle el movimiento que la rutina le fue quitando.
Antes de una competencia, los entrenadores coinciden en que los estiramientos deben ser breves, dinámicos y con una duración de entre 6 a 8 segundos, incluso incorporando rebotes controlados, ya que el objetivo es activar los músculos sin relajarlos en exceso. “Se busca preparar al cuerpo para el esfuerzo, no aflojarlo”, explican los profesores de Educación Física. Este tipo de elongación estimula el sistema nervioso, mejora la circulación y pone en marcha la musculatura sin disminuir la potencia. En cambio, elongar de manera prolongada en esta etapa podría reducir el rendimiento, ya que relaja demasiado los músculos y altera los reflejos necesarios para una respuesta explosiva.
Después de competir, el panorama cambia completamente. El cuerpo necesita descargar tensiones y volver a su eje, por eso se recomienda mantener los estiramientos entre 16 y 20 segundos, de forma estática y sin rebotes, para que los músculos se relajen, recuperen su largo y liberen el ácido láctico acumulado. A su vez, cuando se trabaja la flexibilidad como un objetivo en sí mismo, los expertos en musculación aconsejan sostener posturas específicas durante al menos 60 segundos. “Ahí sí el músculo tiene tiempo de adaptarse, de vencer la resistencia y de elongar de verdad”, señalan. Esta última práctica, más cercana al yoga o a la flexibilidad funcional, no solo mejora el rango de movimiento, sino que también previene lesiones y ayuda a descomprimir tensiones posturales acumuladas.
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