Seven Kayne: “Tengo bien claro cuál es mi rol y qué vengo a decir”

Desde sus inicios, Seven Kayne se destacó por su versatilidad: entre los traperos, ya jugaba con los sonidos del rock y el R&B mientras hilvanaba una serie de hits que lo catapultaron a la cima de la escena emergente. Y fueron apareciendo otros géneros, el reguetón, la electrónica, partes orgánicas de un sonido que busca cada vez más generar atmósferas, climas oscuros y ambiciosos.

Eso es lo que se escuchará hoy en la Ciudad, cuando el artista se suba al escenario en el marco de su primer tour global titulado “Transmu7acion”: “Se llama así porque es un poco la transformación que estoy atravesando. No es una etapa, es la evolución de todos estos años, a partir de todo lo que fui aprendiendo. Y se nota en la música que estoy empezando a lanzar ahora, con ritmos nuevos: vienen canciones que me representan mucho, estoy explorando otros géneros que antes no había hecho, pero escribiendo con el mismo corazón, así que salen cosas copadas y que me encantan”, cuenta, en diálogo con EL DIA. 

La transformación, dice, se refleja en la música, también “en que me rapé después de tantos años de estar con la peluca”. Así que “transmutación es ese cambio interno en el que estoy pasando y que se ve en todo mi arte reflejado”. 

De la mano de estos cambios, el trapero se ha vuelto productor de su propia música hace un par de años: “Viene de esta búsqueda de intentar hacer algo más propio, más único, y me doy cuenta de que la magia está en eso: en hacer lo que a uno le sale como uno lo siente y como a uno le sale”, afirma. “Si estoy todo el tiempo sumándome a producciones de otros, estoy dando mucha rienda para que otros dirijan mi sonido: después de varios años de estar aprendiendo un montón y estudiando sobre producción, me doy cuenta que es más cuestión de hacer lo que a uno le sale para que algo sea único”. 

Seven Kayne representa en ese sentido a su generación de artistas, aparecidos muy jóvenes en escena como un aluvión, trapeando y copando plataformas y festivales a ritmo vertiginoso, y que con el paso de los años han ido evolucionando, cambiando mientras crecían como personas, aprendiendo a hacer mientras hacían. “La verdad es que nosotros, cuando empezamos con el trap, fue todo muy instantáneo, todo muy fuerte: éramos muy chicos, yo tenía 18 cuando saqué la primera canción que explotó. Van pasando los años y yo aprendí un montón sobre la industria, sobre producir, sobre la música, sobre mi propio camino”, dice. 

El sonido de Seven Kayne, en ese sentido, siempre estuvo en formación, jugando con géneros y ampliando sus fronteras, pero la diferencia con esta transmutación, cuenta, es que “antes, en todo momento, estaba buscando, ahora es como que me encontré: la transmutación es eso, pasar de una búsqueda a un, ‘che, ya entendí cuál es mi propio sonido, ya entendí lo que tengo para decir, y ahora sea el ritmo que sea y me abro a probar cosas nuevas’. Ahora tengo bien claro cuál es mi rol y qué vengo a decir”. 

Por eso crece en sus últimas canciones la presencia de su guitarra, “el instrumento que marcó el inicio en mi camino en la música desde que soy muy chico: desde que tengo conciencia tengo la guitarra encima”.

A La Plata (desde las 20 en 58 entre 10 y 11), de todos modos, no llega con guitarra, batería, banda, sino despojado, “porque quería dejar de sonar tan tradicional, como el típico trío de rock, y quería buscar un sonido más futurista, como el de las bandas que me gustan a mí, que mezclan instrumentos con partes electrónicas, con pads, con samples. Esa es la búsqueda: hacer algo más moderno y único, tocando la guitarra”. 

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